El paraíso recuperado. Historia libresca de un ladrón (Ornitorrinco, 2009), novela breve de Roger Antón, es el relato testimonial de un ladrón de libros. Uno de aquellos hombres avezados que sin temer a nada se lanza a la aventura de vaciar estantes completos con tal de saciar su pasión por los libros.
Desde la primera percepción analítica, en el libro de Roger Antón se puede percibir la ligereza de la trama, el trabajo técnico en el momento de la estructuración y la distribución exacta de los caracteres (entiéndase por esto a personajes: episódicos, directos e indirectos) y del ambiente marginal de un Chimbote incapaz de manejar la cultura y de la urbanidad de una Lima insegura y aquejada por la aculturación social.
Aquí el novelista utiliza las palabras como signos de comunicación para producir cambios sociales; lo que determina que éste no sea un libro que esté manejado por la pasividad de la trama, sino que es una crítica circunstancial de la sociedad.
Partiendo de la descripción literal de la novela, vemos que la personalidad intranquila de Lázaro Cortés; joven chimbotano de poca suerte, estudiante de filosofía y un ajetreado consumidor y ladrón de libros; demanda que éste sea el actuante principal.
María, primera mujer que le recibe en Lima se convierte en la adyuvante del texto. El destinador es ocupado por la intención de asaltar librerías, bibliotecas o cualquier centro donde sea perceptible sustraer libros. El destinatario termina por ser su estantería donde reposan tranquilamente los textos sustraídos. El opositor son todos aquellos que imposibilitan la realización de los actos delictivos (libreros, bibliotecarios, etc.) pero que terminan siendo blanco fácil para Lázaro Cortés. Y por ultimo está el objetivo que es la necesidad de obtener nuevos volúmenes de textos para poder tener así una colección más vasta que sea del orgullo personal del actuante.
En algunas circunstancias la psicología del personaje resulta ser conflictiva, lo que permite que el lector sea participe del conflicto, convirtiéndolo así en un lector activo y no en un lector que ya se tiene acostumbrado en la literatura peruana. Es así que la trama elegida por Antón hace que ésta no sea una novela fría ni gris, sino un producto de cierta fascinación donde el lector podrá vivir una nueva aventura en su vida; sobre todo vivir la enseñanza social que es dejada dentro de un ideal para que el lector peruano se dé cuenta de los males que tiene nuestra cultura y de alguna forma u otra poder terminar con ella.
En un plano general percibimos que la narrativa de Antón es desafiante, sincera quizás.
Lo primero porque trata de manejar un tema que puede dejar en boga la eficacia de bibliotecarios necios y descuidados; otra, que la política peruana es cien por ciento descuidada en lo que respecta a cultura y al manejo del patrimonio nacional. Es sincera porque nos muestra los errores, la falta de eficacia y sobre todo el descuido de nuestra sociedad. Podríamos decir que en Antón tenemos a un narrador suelto que sabe manejar la intención verosímil de la trama, la estructuración y locuacidad fina dentro del relato.
Ahora habrá que esperar que en su próxima obra nos demuestre la misma exactitud que tuvo con ésta y de alguna forma manifestar que no es un narrador del momento, sino uno que busca marcar la diferencia dentro de la literatura nacional.
Desde la primera percepción analítica, en el libro de Roger Antón se puede percibir la ligereza de la trama, el trabajo técnico en el momento de la estructuración y la distribución exacta de los caracteres (entiéndase por esto a personajes: episódicos, directos e indirectos) y del ambiente marginal de un Chimbote incapaz de manejar la cultura y de la urbanidad de una Lima insegura y aquejada por la aculturación social.
Aquí el novelista utiliza las palabras como signos de comunicación para producir cambios sociales; lo que determina que éste no sea un libro que esté manejado por la pasividad de la trama, sino que es una crítica circunstancial de la sociedad.
Partiendo de la descripción literal de la novela, vemos que la personalidad intranquila de Lázaro Cortés; joven chimbotano de poca suerte, estudiante de filosofía y un ajetreado consumidor y ladrón de libros; demanda que éste sea el actuante principal.
María, primera mujer que le recibe en Lima se convierte en la adyuvante del texto. El destinador es ocupado por la intención de asaltar librerías, bibliotecas o cualquier centro donde sea perceptible sustraer libros. El destinatario termina por ser su estantería donde reposan tranquilamente los textos sustraídos. El opositor son todos aquellos que imposibilitan la realización de los actos delictivos (libreros, bibliotecarios, etc.) pero que terminan siendo blanco fácil para Lázaro Cortés. Y por ultimo está el objetivo que es la necesidad de obtener nuevos volúmenes de textos para poder tener así una colección más vasta que sea del orgullo personal del actuante.
En algunas circunstancias la psicología del personaje resulta ser conflictiva, lo que permite que el lector sea participe del conflicto, convirtiéndolo así en un lector activo y no en un lector que ya se tiene acostumbrado en la literatura peruana. Es así que la trama elegida por Antón hace que ésta no sea una novela fría ni gris, sino un producto de cierta fascinación donde el lector podrá vivir una nueva aventura en su vida; sobre todo vivir la enseñanza social que es dejada dentro de un ideal para que el lector peruano se dé cuenta de los males que tiene nuestra cultura y de alguna forma u otra poder terminar con ella.
En un plano general percibimos que la narrativa de Antón es desafiante, sincera quizás.
Lo primero porque trata de manejar un tema que puede dejar en boga la eficacia de bibliotecarios necios y descuidados; otra, que la política peruana es cien por ciento descuidada en lo que respecta a cultura y al manejo del patrimonio nacional. Es sincera porque nos muestra los errores, la falta de eficacia y sobre todo el descuido de nuestra sociedad. Podríamos decir que en Antón tenemos a un narrador suelto que sabe manejar la intención verosímil de la trama, la estructuración y locuacidad fina dentro del relato.
Ahora habrá que esperar que en su próxima obra nos demuestre la misma exactitud que tuvo con ésta y de alguna forma manifestar que no es un narrador del momento, sino uno que busca marcar la diferencia dentro de la literatura nacional.
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