miércoles, 31 de agosto de 2011

De cabitos y sus matanzas. Por Roger García Clavo. Sobre el libro LA MEMORIA ES UN ARMA, de Juan Cristóbal

Ahora que el tema sobre la indemnización a los presos políticos está dando mucho de qué hablar y sobre todo, los que alguna vez fueron parte del proceso político, de la guerra interna del país, salen ahora a viva voz a oponerse a un fallo de la Corte Interamericana de Justicia.

Parafraseando la posición de Gabriel Uribe en Lo que se viene. La otra versión del futuro, dice: ¡Cuántos balances están pendientes en este país!, diríamos todos, porque ninguno ha sido del todo claro. Estas personas con sueldo incluido por el estado, bien pagados, asumen una posición distinta y culpan de manera irrestricta: de terrorista, de subversivos, de mayores violadores de los derechos humanos, “todo a un precio módico, si se considera que no tienen competencia en el mercado”, como aquellos que integraron la Comisión de la verdad o como los contratados para hacer una investigación y luego salen avalando la matanza militar en Uchuraccay con el renombradísimo y falsete Mario Vargas Llosa. Cuánto han sufrido y están sufriendo los que no tuvieron nada que ver con la guerra interna del país (niños, madres, jóvenes, adultos y viejos), sólo existió en un lugar de conflicto o por ser simplemente andinos.

Quiero plantear esta posición fijándome en el libro que ha arañado mis entrañas La memoria es un arma, de Juan Cristóbal, libro de testimonios desgarradores, donde la condena del estado, por intermedio de sus militares, hacen que el pueblo desaparezca. Eliminando gente inocente. En este libro de testimonios reales, ayuda no sólo a identificar cómo reaccionan los milicianos como sátrapas de las márgenes más reales del ser humano. De cómo actúan ante seres humildes que no tiene nada qué decir, que no saben nada de lo que están preguntando y no saben ni por qué los están interrogando y mueren. Toda esa alternativa de humildad de hombre de ande y selva, está sujeta a sus tierras y animales, que incluso son degollados con la crueldad de una bestia. Que para el campesino es un esfuerzo criarlos.

Todo este sufrimiento nos dice Juan Cristóbal, que de alguna forma ayudó a que el país se organice, que el pueblo tome conciencia; y además, que este pueblo se inmunice contra la vida, contra las organizaciones espontáneas y contra el poder mediático de un gobierno genocida. De alguna forma, incentiva para poder actuar con las herramientas científicas del marxismo.

Si este libro, pienso yo, hubiese tenido en cuenta La Comisión de la Verdad ahora no se estaría hablando de sólo indemnizar a un grupo de personas tildadas de “terroristas”, sino se estaría indemnizando al pueblo que perdió todo por la acción terrorista del estado. Y así como estos defensores de sus secuaces neoliberales están tratando de imponer aun estado dependiente la pena de muerte, leyendo cada testimonio, se haría lo mismo con tantos militares que en estos momentos están felices, después de haber matado al pueblo como a cuyes o perros.

Pero hay algo peculiar en los testimonios de este libro, que a pesar de ser concientes que fueron amenazados, torturados; que perdieron, hijos, esposas, esposos, terrenos, animales y que muchas veces delante de sus ojos fueron ultrajadas sus madres, sus esposas, sus hijas y hasta descuartizados sus niños; los militares son nombrados con diminutivos: soldaditos o cabitos. Cuánto respeto y cuanto odio, cuánto recuerdo y cuánto sed de venganza, debe haber al escuchar estás palabras. Estos cabitos o soldaditos actuaron a la orden de altos militares que ahora ocupan el poder. Los testimonios deben ser tomados en cuenta, investigarlos y no quedar como simples informes que sirvan para hacer estadísticas de cuántos muertos hubo o cuántos desaparecidos existen. Sólo para ejemplo.

…, en presencia de mi hijita cinco cabitos me violaron, pero mi esposo seguía sangrando, cuando de pronto vi que a mi esposo le vino harta sangre por la boca y ahí nomás, quietecito, como una vizcacha se quedó. (Pg. 35).

Por lo tanto leyendo testimonios como estos uno se llena de aliento para dar un paso más a favor de nuestro pueblo y que todo trabajador de la cultura debe asumir un compromiso. En los pueblos hay personas que ahora esperan ser indemnizados, porque perdieron hasta la alegría y se está recobrando como un río después de la tormenta. Y sobre todo debemos estar a favor no sólo que sean indemnizados sino que debemos apoyar por la libertad de tantos hermanos que son presos políticos.

La ONG Yunkawasi, el Museo de Historia Natural de la UNMSM y el Centro Primatológico Alemán organizan Simposio sobre Primatología en el Perú

Por primera vez en el Perú, en un esfuerzo conjunto la ONG Yunkawasi, el Museo de Historia Natural de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y el Centro Primatológico Alemán, están organizando el Simposio “La Primatología en el Perú: Historia, Estado Actual y Perspectivas”, que se llevará a cabo en la ciudad de Lima del 18 al 21 de Octubre del presente año, siendo complementado con talleres pre y post simposio el 17, 18 y 22 de Octubre. Cuenta con el auspicio de importantes organizaciones nacionales e internacionales en consideración a que Perú es uno de los países con mayor diversidad de primates en el mundo. Tiene como objetivos: actualizar el estado de conocimiento de los primates peruanos al reunir a expertos nacionales y extranjeros en Primatología neotropical; identificar los vacíos de información y promover sinergias para su solución; entrenar a estudiantes y profesionales en esta temática, mediante una serie de talleres conducidos por expertos; y, promover el interés, conocimiento, investigación y conservación por los primates.

El evento está dirigido a profesionales y estudiantes interesados en fauna silvestre y conservación de la Biodiversidad. Mayor información sobre ponencias y becas encontrará en la página web de Yunkawasi:
http://www.yunkawasiperu.org/evento-primates.html


Ing. Fanny Fernández Melo
YUNKAWASI
Cel. 998745432
www.yunkawasiperu.org
www.facebook.com/primatologia

Neruda: El verso de la destrucción. Por Ronal Pérez Díaz

Siendo ya una constante el hondo lirismo en la obra poética del Nobel chileno (1904–1973), podemos apreciar ahora en los poemas de “Residencia en la tierra” una tentativa ejemplar de expresión intensa que tiene, a su vez, como punto central el núcleo total de la existencia.


La vida es movimiento sucesivo. Todo movimiento se traduce en acción. Toda acción es gasto de energía vital, deterioro progresivo del ente ejecutor. Por ello podemos afirmar que el hombre y todo lo que le rodea está destinado, desde ya, al transcurso destructivo de la existencia. Por ello la vida es un continuo acabarse. Es como si la sentencia genesiaca “polvo eres y al polvo volverás” nos atrapara en su nocturno manto inacabable, en su transcurrir degenerativo de las formas en las que se hace ostensible la vida.

Pablo Neruda (1904–1973) comprendió muy a fondo este proceso; pues, si nosotros profundizamos en el análisis de su poética, vislumbramos, en su coherente visión imaginativa en “Residencia en la tierra”, lo que venimos disertando. El poema Galope Muerto es ya una tentativa para afirmar lo siguiente: todo lo que está en movimiento tiende a exterminarse. Allí se puede constatar lo que el poeta canta de manera soberbia: la desintegración de todo lo existente, el derrumbamiento total de la materia: “Como cenizas, como mares poblándose / en la sumergida lentitud, en lo informe (...) / confuso, pesando, haciéndose polvo / en el mismo molino de las formas demasiado lejos, / o recordadas o no vistas, / y el perfume de las ciruelas que rodando a tierra / se pudren en el tiempo, infinitamente verdes.” (Galope Muerto).

Los elementos en los cuales se hace posible verificar la desintegración de la materia son: la ceniza y el polvo, en un período de vida determinado por el tiempo.

Según Jaime Concha, intérprete literario, existen dos formas de destrucción en el sistema poético nerudiano; la primera es “la corrupción de los objetos”: “(...) confuso, pesando, haciéndose polvo...”, y la segunda, “la huida de la experiencia con el tiempo”: “(...) en el mismo molino de las formas demasiado lejos, / o recordadas o no vistas...

Todo proceso destructivo se realiza “en el mismo molino”, en el hado, el destino. La huida es como un salirse de sí mismos, para ir al pasado en busca de los recuerdos, a aquellas imágenes móviles y a la vez estáticas, pero inasibles e incomprensibles al entendimiento, es una huida hacia: “Aquello todo tan rápido, tan viviente, / inmóvil sin embargo, como la polea loca en sí misma...” (Galope Muerto).

El día, “lo sonoro”, viene a ser el espacio de tiempo en el cual se hace sensible y manifiesta la vida, en todo su esplendor: “De lo sonoro salen números, / números moribundos y cifras con estiércol, (...) / A lo sonoro el alma rueda / cayendo desde sueños, (...) / De lo sonoro sale el día / de aumento y grado...” (Un día sobresale).

Es pues del día de donde “salen números” y es allí donde se contempla la disgregación de las cosas, diariamente, como un proceso de lenta muerte: “A lo sonoro llega la muerte...” (Sólo la muerte).

Entonces “el día, a pesar de la luz que lo constituye, es el reino de las destrucciones, el hábitat de la caducidad y la muerte” (Jaime Concha: “Interpretación de Residencia en la tierra”).
(...) el tejido del día, su lienzo débil, / sirve para una venda de enfermos, / (...) es el color que sólo quiere reemplazar, / cubrir, tragar, vencer, hacer distancias.” (Débil del alba).

He aquí que el día es el cenáculo de las destrucciones, es el hogar donde la vida y la muerte cotidianas conviven. Es la bóveda que nos atrapa con su lamento de araña. Es, en su estrato, donde se verifica el derrumbamiento completo de las formas, la pérdida de la identidad, el arrebatamiento de la mónada por parte del destino, para volver a integrarla al origen primigenio, al caos oceánico, a la noche eterna donde se forja la vida de manera silenciosa y con una infinita esperanza por hacerse evidente, tangible.

Ahora bien, de qué está hecho ese surgir de palomas / que hay entre la noche y el tiempo, como una barranca húmeda?” (Galope Muerto). “Tú guardabas la estela de luz, de seres rotos...” [Alianza (Sonata)].

Es la noche, según la percepción lúcida del poeta sobre el cosmos, el habitáculo de la vida. Es, en su oscura luz, donde germina la simiente para la expresión de una nueva existencia. En resumen, “Residencia en la tierra”, “se nos presenta como una obsesiva y patética búsqueda de los estratos creadores del ser” (Jaime Concha: “Interpretación de Residencia en la tierra”). La noche es lo materno, de ella nace la vida y a ella regresa para residir en su seno de lo eterno, de lo femenino. La noche, en fin, se convierte, para el poeta, en un pedazo de tiempo donde se buscan los orígenes del ser y, por consiguiente, a ella llega, como hombre y como artista, para buscar los vestigios creativos, el arte regio de la naturaleza y de los siglos.



Ronal Pérez Díaz (Jaén, Cajamarca, 1981). Es educador, egresado de la Universidad Nacional “Pedro Ruiz Gallo” de Lambayeque. Obtuvo el segundo puesto en Poesía en los Juegos Florales organizados por la Facultad de Educación de la UNPRG en el año 2002. Ha colaborado en numerosas revistas de Educación y Cultura y tiene libros inéditos como: “Acariciando el viento” (poesía) y “Visos de locura” (cuentos). Actualmente labora como docente en una institución educativa particular de la Región San Martín. Es miembro del Grupo Literario SIGNOS de Lambayeque.

La escritora española Carmen Ortega presenta libro en la Alianza Francesa de Trujillo

El Centro de Formación e Innovación Educativa, y la Promotora Cultural Diablos Azules invitan a la presentación del libro de Carmen Ortega, Lic. en Filología Hispánica y Máster en Democracia quien hace un mes nos visita en esta noble ciudad donde ha dictado talleres sobre Lengua y Literatura en la Universidad Privada del Norte y el CFIE sede Trujillo.

A pocos días de su retorno a España, la escritora decide sacar a la luz esta primera publicación de relatos en prosa poética, de nombre “El Descanso de las Palabras” (Grupo Mesa Redonda), donde explora las formas del lenguaje con un estilo clásico pero innovador, cuyas historias reflejan el imaginario de su pensamiento y las diversas experiencias que le arrojó la vida, combinando pasajes medievales y ordinarios, además de situaciones de carácter social que involucra la violencia familiar.

Aficionada a la lectura desde niña, converge las historias ficcionales con el fascinante mundo del cine y los viajes (reales o imaginarios), tratando de hallar siempre aquellas sensaciones que le permiten autodescubrirse en lo más íntimo y personal.

Carmen Ortega es ejerce la docencia de Lengua Castellana en el IES (Palencia, España), como tal ha impulsado una serie de talleres a favor de la lectura, la Literatura y el intercambio cultural, así como la publicación de diferentes artículos suyos, dictado de cursos, seminarios, talleres para docentes y público en general en España y Perú.

El Descanso de las palabras es su primera obra de ficción: un conjunto de relatos cargados de simbolismos y manifestaciones vitales circunstanciales o previstas, escritos con prosa poética impecable y alturada.

La presentación estará a cargo de Gerardo Cailloma Navarrete, Presidente de la Alianza Francesa de Trujillo y actual Jefe del Departamento de Letras y Humanidades de la Universidad Privada del Norte; Orietta Brusa, docente de la UPN, y Karina Bocanegra Salcedo, poeta, narradora y gestora cultural; la maestría de ceremonias estará a cargo de Carlos Pérez Urrutia, director del CFIE La Libertad.

La cita es este miércoles 31 de agosto a las 8:00 p.m. en la Alianza Francesa de Trujillo (Jr. San Martín 858). Habrá brindis de honor. Quedan todos cordialmente invitados.

Giro literario jueves 1 de septiembre ESTEBAN MORALES CALATAYUD: EL LENGUAJE NARRATIVO DEL COMIC‏

Jueves 1 de septiembre

CONVERSACIÓN SOBRE EL LENGUAJE NARRATIVO DEL COMIC

ESTEBAN MORALES CALATAYUD
(DIBUJANTE DE NÓMADA - CINOSARGO EDICIONES 2011)

19:00 horas en la Biblioteca Municipal de Arica

Daniel Rojas Pachas
Revista Cinosargo

COMO COLABORAR EN REVISTA CINOSARGO
http://danielrojaspachas.blogspot.com/

CASCAHUESOS EDITORES: Miércoles 31. Presentación de VIDA BREVE de Lolo Palza Valdivia

Cascahuesos Editores y Albazos - pisco bar se complacen en invitar a usted a la presentación del nuevo libro del poeta peruano Lolo Palza Valdivia (Puno, 1964): Vida breve. Este evento se llevará a cabo en Albazos - pisco bar, ubicado en Calle Berlín 172, Miraflores, el día miércoles 31 de agosto a las 21:00 horas; y la presentación estará a cargo de los poetas:

Ana María Flores Núñez
Domingo de Ramos

Agradecemos su gentil asistencia.

Aparición de la revista literaria de alcance internacional Delirium Tremens número 4 (Edición 1er aniversario)

Saludos,
La revista literaria de alcance internacional Delirium Tremens (ISSN 2219-391X) número 4 (Edición 1er aniversario), ya se encuentra en línea en su formato virtual (online) y puede acceder a ella de manera gratuita desde el blog de nuestra revista. Les recordamos que si reside en Lima, la revista también se encuentra publicada de manera física (formato artesanal) y se presentará oportunamente en el mes de setiembre de 2011.

Si desea adquirir un ejemplar de la misma, no dude contactarse con nosotros: artesinlucro@gmail.com

RECUERDE QUE APOYAR ESTE PROYECTO, ES DAR VIDA A NUEVOS NÚMEROS, ESPACIO Y DINAMISMO A LA DIFUSIÓN LITERARIA DE MANERA PERMANENTE
Síganos en facebook:
www.facebook.com/pages/Revista-Literaria-Delirium-Tremens/260919240585557


Paolo Astorga
Director de la revista Delirium Tremens
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Blog personal de Paolo Astorga:
http://sinllegaraloinvisible.blogspot.com

PRODUCCIONES ARTIFICIUM: Se abren funciones escolares de AGÜEYBANÁ EL BRAVO en el XXXIII Festival de Teatro de Caguas dedicado a don Ricardo Alegría

PRODUCCIONES ARTIFICIUM presenta, Agüeybaná El Bravo, del dramaturgo puertorriqueño Ricardo Magriñá Vélez en el XXXIII Festival de Teatro de Caguas dedicado al antropólogo, historiador, arqueólogo y responable en gran medida, de la conservación del patrimonio cultural del país DON RICARDO ALEGRIA, en funciones el 16, 17 y 18 de septiembre para publico general y del 14 al 16 en funciones escolares en el Teatro Arcelay en dicho municipio.

La obra teatral Agüeybaná El Bravo explora el enfrentamiento entre las visiones y formas de operar ante la amenaza y la represión cultural. Expone el conflicto entre el cacique Agüeybana El Viejo y su sobrino, a quien la historia conocerá como Agüeybaná El Bravo. El primero auspicia la convivencia con los recién llegados, mientras el segundo propone la toma de armas y la defensa de la patria ante los abusos de los conquistadores.

Agüeybaná El Bravo es una apropiación dramática de los más trascendentales hechos de nuestra historia indígena que invita a reflexionar sobre lo acontecido en estos 500 años de resistencia y formación de identidad. La pieza es escrita por el dramaturgo puertorriqueño Ricardo Magriñá Vélez, cuya obra es el resultado de largos meses de trabajo e investigación en los Talleres de Dramaturgia del Conservatorio de Arte Dramático el Ateneo Puertorriqueño y como parte de su formación como arqueólogo en el Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe fundado por Don Ricardo Alegría.

El elenco está compuesto por Rolando Reyes como Agüeybaná El Bravo, Zulaika Ginés, Israel Solla, Antonio Rivera Malavé, Emilio Graciano, Andrés López Sierra y Luis Javier López, quien en es también el director de la pieza, como Agüeybaná el Viejo.

La pieza conmemora el V Centenario de la Revolución Taína de 1511, levantamiento que marca el inicio de una larga historia de resistencia puertorriqueña en contra de la opresión de los poderes imperiales que han llegado a nuestras costas.

Las funciones de Agüeybaná El Bravo se llevarán a cabo el viernes 16, sábado 17 y domingo 18 de septiembre, en funciones viernes y sábados a la 8:30 pm y domingos a las 4:00 pm en el TEATRO ARCELAY en Caguas.

PARA FUNCIONES ESCOLARES FAVOR COMUNICARSE 787-461-6890, al 787-391-4541 o al siguiente correo electrónico olgavegafontanez@gmail.com.

Poemas de Rodrigo Verdugo Pizarro (Chile)

Asomo
Detrás de los vasos
recuerdo mi primer incesto con la luz
Todos los que tenían un nombre de pez se deshacían.
Nunca volvió a tener el día
la profundidad de un signo.


Secuencia de piel
Estirar la piel para las únicas travesías de la luz
Buscar un umbral de piel donde el mar
Sea anterior a los ángeles alterados
Dan ganas de que todo sea de piel a veces
Sin muertos que deban ser olvidados
No hablaré de la salvación ni de la llama
Que me acumula para otros ámbitos
Acostado con locas que se dedican piedras
Y rascacielos de la devoración a cada latido
Locas de alambre y yo el cuervo que se come el cenit espontáneo
No se intenta recuperar una doble vida
Cuando la luz desgarra mis fugas
Y el mar todavía retiene una voz intacta,
Un alba crucificada en los sonidos
Y está todo tan lujurioso en la raíz.

Mi sombra es más veloz bajo la tierra
Mi sombra que abarca toda hundida influencia
Por ello también el ojo gigante de la muerte
Donde se incuban astros de vapor
El caballo que se desdobla entre las olas
Y aun es mucho más veloz si se siembran agujas sobre el ángel.


Del libro Nudos Velados

Abertura
Un cuerpo en la arena
Significa que el cielo hablará por todas las llamas blancas
Yo me invoco a mi mísmo como un manantial o un rayo vendado
Esperando que introduzcas la piramide en el alma del cabello.

No somos libres de ser marcados, ni aún los meteoros que van hacia el matadero
Ni de ser arrastrados como las estrellas de aguarrás lo hacen
Con los cadáveres de los ciegos
Estoy mirando el cielo, la huraña acumulación
a la que llegamos aglutinados como montañas y obligados por un solo latido
Universos atornillados en intermedios de saliva
Donde los corderos sienten puntadas en los ojos
A gritos pido que apolillen la traslación bajo las arenas
Estoy casi radiante contra oficiantes atrapados en los peldaños del aire.
Han pasado muchas noches, muchos candados de sangre
Y ella no regresa
Donde le imaginé un cuerpo un torbellino aúreo resucito a las abejas
La radiante tras la aguja poseída que el mar refleja contra los padres
Ha pasado mucho tiempo y no regresa.

El gallo fosforecente tiembla de espanto en la colina encadenada.


Del libro inédito Anuncio

Primer anuncio
Nos descarna la noche y se nos pegan todos los vuelos
Las manos han quedado abiertas
Para demostrar que los vientos han errado
Oyes esa harapienta vibración, si es la nuestra y es mejor ignorarla
Somos borrosos para los dioses tanto como ellos lo son para nosotros
Vamos vestidos con agujas quemadas, agotamos el primer ojo
Para que guardar memoria,
Si solo hay viento y agua operando en el brote de los seres inviolables
Las memorias alzaron la luz como limite primitivo
Habrá veces en que nos echen fuego o niebla encima
Para distinguirnos
De eso que hubo entre el cielo y la copa del derrumbe.
Nadie ha descubierto nuestra cofradía,
Porque hablamos un idioma en clave
Entre la bruma accidentada y los lechos mancos
Llevamos atada a la espalda la quimera investida de cera.
Esta mañana se levanto el polvo,
Atisbo esa continuidad que se asoma al día
Un tiempo accesible del que se sale con pies de silbidos hacía las casas
Para entrar y salir de ellas, golpear las puertas mientras abren
Y no es nadie
Mientras vuelven a golpear y de nuevo abren y de nuevo no es nadie
Pero alguien hace cálculos, sumas y restas con esos golpes y comprueba
Que el mensajero fue cubierto
Por constelaciones marinas y anillos venenosos
Y llama a las líneas a advertir
Que las manos del cielo se basan en las retenciones.
Él con nosotros hace una sola cadena, esa sola cadena que hacemos
Con los ángeles que crecen hacia abajo en retribución a la madera
Con las animas genitales que marcan con oxido de zinc sus territorios
En los muros de las cavernas, ahora son distintos los umbrales,
Como el agua que se desengaña
Un renegado magnetismo nos enmascara,
Bañamos las armas en el leproso centelleo
El espacio que ocupamos dentro de la noche se vuelve niebla
Niebla que codicia la fragmentación del cuerpo.
Es mejor ignorar que nuestras raíces
Se abandonaron a cielos equivocados
Que al nacer interrumpimos a esas serpientes
Que son las herramientas de la tempestad
Es mejor no guardar memoria, todos vivieron bajo una lámpara culpable
Lo sumergible del mar primero fue hecho en el cielo
Miramos hacia atrás y vemos al fulgor derribar una hilera de días
Es otra la mirada como la del hombre que se mira fijamente en la mujer
Y descubre que ha convivido con el relámpago
Que encamina a la sangre hacia un camino invisible
Con la clave que castiga las piedras, para que la luz se quede a solas con la muerte.
Descubre que ha agitado pájaros y espejos para que el infierno envejezca
Descubre que ha dejado cubierto de brisas el árbol sexual que releva a la muerte
Descubre que dos temblores se quedaron para siempre frente a frente.


Segundo anuncio
Se conectan mangueras al cuerpo para tragar agua de mar día y noche
Y así enloquecidos partir a la guerra
Que hay entre derrumbes y desdoblamientos
Son de la familia del hombre
Que alimentaba embriones astrales con tinta
Sus ecos llevan alcohol a la estrella, convierten en piedra pómez los cruceros.
Los están urdiendo desde lejos,
Por eso sienten la angustia que rodea al rayo
Llevan tierra a los espejos
Para ver si ella es la medida de la resurrección,
Están preparando un largo festejo,
Como vidrios que buscan una fibra oblicua
Nada pueden contra ellos, ni los exorcismos marinos que ahora bajan por las ventanas
Ni esa arena invisible donde permanecen las ataduras.
Se van hiriendo y esas cicatrices
Van diferenciando esos enarbolados contactos que hay entre la luz y el aire
Nos hacen lejano el cuerpo,
Cercana la incógnita de la que brotan las aguas
Ponen la nube trepadora al lado del instrumento espumoso
Ahora dicen: “Enjaularemos la sangre, no sin antes preguntarle
Si cielo o mar a la huella”, es que tantos resplandores nos han sido vedados,
Desde que las puertas volaron en busca del día,
Desde que el agua tiene la muerte en alto
Refulge como nunca el hilo que detuvo al diluvio
Y ellos partieron en busca de emblemas para la tierra
La seca estrella puso cuerpos acalambrados en el camino.
Los están urdiendo desde lejos y avanzan y avanzan
Encierran fuego en las estrellas para hacer reñir a las aves
Son reclamados como esas banderas o seres sin cabeza
Que hacen piar la imantación
Aunque todo parezca perfecto fijo e indisoluble
Todas las tardes raspan sangre seca de pájaro
Por el bien de todas las estructuras.
Partieron en busca de emblemas para la tierra,
De ese arraigo titilante que esta en vías de ser un internado
De cisnes mortíferos donde se entra a darse esos roces enrejados
Que hay entre los espermatozoides y el anticristo
Seres turnios hacen maderos a la orilla del camino
Se ajustaron los astros a un hilo de sangre.
¿Qué harán esta noche que los estoy mirando?
Tendrán una muerte con contornos de aire o agrandaran el anillo
O conseguirán un cadalso glúteo, o solo esperaran el día,
Porque siempre en el día tendrán la edad de los árboles,
Y dicen: “A partir de este rayo cada herida tendrá la edad de los árboles”
Por eso nosotros bebemos y nos alumbramos
Pero aguas y luces se abstienen de nuestra postrera desnudez.
Todo esto ya no esta ni siquiera en la larvada oscuridad
De quien ha cerrado todas las puertas,
Y esperado que los vidrios muestren aires sucesores.
Tocamos el dolor de los animales en los abismos nuevos
Después el cielo solo reflejo nuestra afinidad con las piedras.


Del libro inédito Ventanas Quebradas

Enero
Abres tus piernas
Y es la calavera del sol que me espera.
Meto uno de mis huesos dentro del animal
Para la reprogramación.


Febrero
Estallan los vidrios de la casa
Y el techo se cubre de palomas.

Después: sólo pálidos poderes.


Noviembre
Cuando regreses a besar la roca
Sabremos cual fue tu goce entre las plantas secas
Cual fue el rescate entre constelaciones y cenizas.

Por ahora el mismo flujo en el noviazgo de la espuma.



Rodrigo Verdugo Pizarro (Chile, 1977). Coeditor y articulista de la Revista Derrame. Miembro del Grupo Surrealista Derrame. Sub director de la Revista Rayentru y Coeditor de la Revista Labios Menores. Su obra ha sido publicada en revistas y antologías chilenas y extranjeras siendo traducida parcialmente al: Ingles, Frances, Italiano, Portugués, Polaco, Árabe, Uzbeko y Rumano. En 2002 publica su primer libro "Nudos velados" Ed Derrame. En 2005 participa en la exposición colectiva "Derrame cono sur o el viaje de los argonautas" en la Fundación Eugenio Granell (Santiago de Compostela, España) y obtiene el primer lugar en el concurso "Alas de poesía" organizado por la Asociación "Amigos de la poesía" (Monterrey. México).
En 2008 participa junto a los poetas Rodrigo Hernández Piceros y Marcela Albornoz Dachelet en la edición del libro “IDEM” del poeta Armando Uribe, Coedición Ediciones Derrame, Editorial Universidad de Talca. y en la exposición internacional de surrealismo "0 reverso do Olhar", en la Casa de la Cultura de Coimbra (Coimbra, Portugal) En 2009 participa en la exposición internacional de surrealismo "Iluminacoes Descontinuas" en el Convento de San José, (Lagoa, Portugal) y es invitado a la XIX versión del Festival Internacional de poesía de Medellín.(Colombia). En 2010 participa en la muestra “Bicente Chile BCN” Muestra poética Chile- Barcelona, en el Centro Civico Convent de San Agusti, (Barcelona, España). Actualmente trabaja en su segundo libro: "Anuncio”, y dirige el Taller Literario “Joan Brossa” del Centrè Català.

112 años de Jorge Luis Borges. Por Karina Bocanegra para la revista virtual Austausch-intercambio

Algunos temerarios durmieron con la cara expuesta a la luna; la fiebre los ardió; en el agua depravada de las cisternas otros bebieron la locura y la muerte.
BORGES: El Inmortal


Publicado el 25/08/2011

Un día como ayer hace 112 años vió la luz un extraordinario narrador latinoamericano de ascendencia inglesa, Jorge Luis Borges "Georgie", apelativo recibido de su familia a muy corta edad cuando aprendió a leer en inglés antes que en Castellano. Para muchos fue un escritor que pecó de humilde y a decir verdad siempre se subestimó en sus declaraciones, recordemos aquella entrevista donde le preguntan sobre los linderos entre la amistad y el amor; después de dejar bien en claro que la amistad no requiere de frecuencia, ya que se puede ser amigo de alguien y dejar de frecuentarlo años pero aún así seguir compartiendo ese sentimiento de camaradería y afecto, en cambio, el amor requiere, necesariamente, verse todos los días (qué monótono suena). Al final Borges sabe concluir que alguien como él no tiene ninguna autoridad para hablar del tem; no opino igual. Porque su obra es monumental y orgiástica, una hermosa efigie tallada en verbo en honor a las Letras Hispanas, maravilloso relatos que dejan entrever si realmente lo escribió un ser humano o un ser sobrenatural. Es curioso que no llegó a recibir el Premio Nóbel de Literatura, lo cierto es que los premios son sólo ropajes, ajuares fabricados a modo de ready-mades como los que hacía Marcel Duchamp. No ha sido necesario más que leer al maestro para conocerlo, y conocer la profunda soledad en la que vivió, aún estando casado con una mujer a la que le duplicaba la edad y que ahora es la guardiana de sus tesoros literarios. Un 24 de agosto de 1899 nació un muchacho flaco de ojos grandes y cabello negro como las esquinas de la Casa de Asterión, a los seis años había decidido que iba a ser escritor, la humanidad le agradece ese hecho, lo evocaremos siempre, porque ha quedado inmortalizado.

domingo, 21 de agosto de 2011

Vladimir Herrera: Carta abierta a un poeta “Católico”, agraciado y sentimental

Paseando por tu blog me doy de narices con una referencia a un doctor filólogo de nombre Iván Ruiz Ayala que me parece que datea algo tuyo. Su nota sobre tu poesía está llena de lugares comunes como no podía ser de otra manera. Alguna vez te comenté que desconfío como cholo de todo lo que venga de la Católica. Así ha sido. Pero lo que me anima a escribirte sobre el supuesto gacetillero y doctor se refiere a una historia pequeña que espero se conozca:

Soy amigo de André Coyné desde el año 1975, cuando lo frecuentaba en Lisboa y me comentaba acerca de la vida y milagros de la Lima de Cesar Moro y de E.A.W. Una Lima arrechante la de los años treinta que, como me decía Coyné, ha ido empalideciendo hasta nomás.

En 1988, en diciembre, fechó Coyné un prologo para la edición Auqui de los poemas de E.A.W. perdidos hacía muchos años y que él acababa de encontrar entre sus papeles de Montpellier. En ese prólogo está todo explicado. El libro se terminó de imprimir en mis talleres de la calle Madrazo de Barcelona en marzo del 89. A falta de un título le puse el primer verso del primer poema: Cuál es la risa. Fue mi madre quien viniendo de España le entregó los ejemplares al mismo poeta en su casa. Al cabo de dos meses recibí una postal atenta y agradecida de Emilio. Y todos tuvimos algo nuevo y hermoso entre las manos.

Tiempo después, en julio del 91, en un congreso en Salamanca, en una mesa de medio día en la que estaban Westphalen, Gonzalo Rojas, y Silvia, la hija de E.A.W., tuve acceso a Falsos Rituales y otras patrañas. Eran los poquísimos poemas manuscritos y en fotocopia que edité en Barcelona el año 94 de manera limitadísima en papel Archès con encuadernación de abanico a la japonesa de seis ejemplares, tres enviados a José Ángel Valente, Blanca Varela, y al mismo E.A.W. Los demás ejemplares tres los tengo yo a buen recaudo.

Debo recordarte que la edición de Cuál es la risa de Auqui data de marzo del 89, casi un año antes de la edición de las obras completas en Alianza cuidada por José Ángel Valente. Quien en su momento me escribió felicitándome por la edición mía. Esa ha sido mi aventura con Auqui y con E.A.W. en Europa y me alegro. Pero me indigna que, en un prólogo firmado por un tal Ruiz Ayala en una colección dirigida por Ricardo Silva-Santisteban con fotos de Herman Schwarz (la película se llama Dios los cría y ellos se juntan), se diga impunemente que mis ediciones de España no han sido autorizadas. Y lo peor de todo es que la Pontificia Universidad Católica del Perú patrocine tamaño despropósito cinco años después de mi edición prima.

Nuevamente la risita limeña que odiaba Vallejo muestra los dientes carcomidos para oscurecer el trabajo de un tipógrafo y además editor que para merecer su arte lo ha puesto al servicio de la gran poesía. Eso es todo.

Vladimir Herrera. En el centenario de E.A.W.

Fuente: La torre de las paradojas.

jueves, 18 de agosto de 2011

Balas Perdidas (1). Por José Carlos Yrigoyen y Jerónimo Pimentel. Acerca de los poemarios BERLÍN (Victoria Guerrero) y LATITUD DE FUEGO (Andrea Cabel)






















1. Poemas detrás del muro
Último capítulo de una trilogía que empieza con ‘El mar, ese oscuro porvenir’, ‘Berlín’ es también la continuación de la poética que Victoria Guerrero presentó en ‘Ya nadie incendia el mundo’, la segunda entrega de esta obra en tres partes. Ahí la poeta renunciaba por primera vez al rigor formal y a la contención expresiva (quizá la marca de ‘Cisnes estrangulados’ y ‘De este reino’), para iniciar una exploración más afín a las vanguardias latinoamericanas, donde el texto se quiebra –como signo y significado- para abrirse a estéticas menos “literarias”. Así las voces de la calle, plasmadas tanto en los modismos contraculturales (el uso de la ‘k’) como en el tono vivencial, se mezclan con raptos líricos, una interesante apropiación del discurso de género (la fragmentación del cuerpo nacional es la fragmentación del cuerpo femenino), favoreciendo un pródigo juego intertextual que conversa con la línea no clasicisista de la poesía peruana (Guerrero cita reiteradamente a Vallejo, ‘Chacho’ Martínez y Hora Zero). Este esfuerzo recuerda, por su alcance, al planteado en el ‘poema integral’, aunque esto no sea un hallazgo ya que las menciones a Ramírez Ruiz son constantes en el poemario.

Como bien ha señalado Ricardo González Vigil, la metáfora evidente de ‘Berlín’ es el muro como división y frontera, y en él, todo lo que implica separación o dicotomía: ya sea social (“Tú clase pujante/Yo burguesa de medio pelo…”), sexual, económica (capitalismo vs. comunismo), espacial (“¿por qué regresaste al Perú?”) y estética. Pero la mirada que fragmenta también va más allá y sueña con decantar todo aquello que parezca unidad: la mujer, dividida entre el feminismo y la maternidad; o la voz poética, oscilando entre la concentración verbal y el desborde dramático. La apuesta, acertada, es que estas oposiciones no se resuelvan, sino que se expongan y encuentren sentido en el devenir. De esta manera, y gracias al ritmo, los discursos van formando capas de sentido, de sonido, capas tipográficas incluso, que se sobreponen a manera de niveles por los que el lector transcurre. El reto para Guerrero, luego, ha sido crear una poética capaz de permitir este flujo y cobijar todo lo que la palabra, siempre consciente de sí misma, tensa (“La ropa interior y aquellos televisores de pantalla plana/ la invitan a sumergirse en una poética nueva…”).

‘Berlín’ sale airoso de los retos planteados por su propia ambición en virtud de su estructura, que posee la unicidad necesaria para articular diferentes discursos (el poemario se puede leer como un largo flujo, a la manera de ‘Octubre’), y de los numerosos recursos literarios que dispone la autora, capaz de cambiar de registro sin sacrificar la “verdad” de su voz (“Nadie me podrá decir si esta es la música que nos espera/ Oh hijo mío / La noche avanza como una ola amenazante desde la otra costa// Y ya no sé cómo amarte/ Tu pureza hiere mis oídos// Hoy quisiera llevarte a caminar/ Bajo el fuego brillante de los cazabombarderos// Y enseñarte el mapa de una ciudad dormida/ El aroma del pan popular/ Y la justa limpieza del miserable…”). Y a pesar de que creemos que buenos poemas como ‘El ciclista’ no necesariamente aportan a la redondez del libro, y de que Guerrero posee o coquetea con cierta pulsión populista, estas atingencias menores no desmerecen en absoluto un poemario que, como culminación de un tríptico, bien puede calificarse de consagratorio. (Jerónimo Pimentel)

[Autor: Victoria Guerrero. Libro: Berlín. Editorial: Intermezzo Tropical, 2011. Relación con la editorial: ninguna. Relación con la escritora: cordial.]


2. Latitud sin actitud
Cuatro años después de haber publicado su primer libro, el atendible Las falsas actitudes del agua, Andrea Cabel regresa con un nuevo conjunto de poemas, Latitud de fuego, que, lo digo desde ya, no aporta nada a lo que esta joven escritora ha hecho anteriormente. Si en su debut Cabel nos demostró que cumplía con los requisitos para escribir bien, en Latitud queda en evidencia que esta es su mayor virtud, y por lo tanto, su más grande limitación. Estos poemas son casi siempre limpios, puntillosos, minuciosamente elaborados, y a la vez inocuos, fáciles y sobre todo irremediablemente vacíos; no hacen sino exponer machaconamente la única fórmula que su autora maneja desde sus composiciones iniciales, y que consiste básicamente en largos versos salpicados de imágenes amables e invocaciones al ser amado (“rasguño de arena, de cavidad inmensa levantando un perfil solo. la altura triste de la distancia, lo cóncavo de tu rostro cuando me miras, mi actitud solitaria cuando te busco, partimos en dos el trozo dulce y aun los gritos se apagan”). Pero si este recurso funcionaba en algunos poemas de Las falsas actitudes gracias a cierta tensión dramática, aquí no son sino ejercicios realizados por una voz enamorada de sí misma y siempre en piloto automático.

Eso es lo que más me ha decepcionado de Latitud de fuego: no la total falta de riesgo transparentada en sus páginas, sino esa constante sensación de remake con relación al libro precedente, esa monotonía del ilusionista que desaparece distintos objetos con el mismo truco. Como agravante, no siempre hay regularidad dentro del seguro andamiaje en el que Cabel ha decidido resguardarse. Abundan las imágenes pueriles y sensibleras (y tú, garúas cuando te nombro finito / cuando sonríes a pesar de los rostros de la porcelana fría / a pesar de las piedras preciosas sujetas a tu pecho / sujetas a tus huesos, a tu piel de sonrisa.”;”lamentando que aquí la lluvia zumbe igual que el metro o el tren de las hormigas, de las verdes manos agitando algún lugar de este pecho, incompleto y acaramelado”), y en general, es fácil encontrar versos desiguales que afectan la factura de los poemas. La excepción a esta circunstancia es el último poema del conjunto, Lima hoy, que sugiere el buen libro que Cabel pudo haber escrito y que Latitud de fuego, en definitiva, no es. (José Carlos Yrigoyen)

[Autor: Andrea Cabel. Libro: Latitud de fuego. Editorial: Borrador, 2011. Relación con la editorial: ninguna. Relación con la escritora: conocidos.]




Crítica raquítica. Por José Carlos Yrigoyen

Cuando leo a los actuales reseñadores literarios de la prensa limeña extraño la página de crítica de libros que durante los años noventa mantuvo Rocío Silva Santisteban en Somos. No quiero decir con esto que Silva Santisteban fuera nuestra Michiko Kakutani ni mucho menos. Pero el poquísimo espacio que le asignaban, limitado como para fundamentar sus opiniones, lo administraba con suficiente criterio como para cumplir el requerimiento básico que se le exige a alguien al que se le encarga un espacio destinado a criticar las novelas, poemarios y ensayos que aparecen cada semana: decir lo que en verdad piensa. Arriesgar mínimamente una opinión. Pasar por la experiencia, nada agradable, es cierto, de quedar de vez en cuando mal con alguien. Recuerdo algunas reseñas suyas donde era terminante y hasta feroz con los libros que le disgustaban; como por ejemplo, cuando destrozó uno de las tantas insufribles entregas con las que Edgar O´Hara nos torturaba por esa época: En una casa prestada. Rocío llegó a preguntarse públicamente cómo era posible que existieran editores que permitieran que semejantes bodrios vieran la luz. Por lo que sé, O´ Hara nunca le perdonó ese ejercicio de sinceridad. Recuerdo también críticas negativas a otros poetas y narradores que eran amigos y conocidos de la autora de Ese oficio no me gusta, como Mary Soto –por su libro Limpios de tiempo- o Sergio Galarza –por su colección de relatos Todas las mujeres son galgos. Recuerdo también, y más nítidamente, que a mi primer libro, un pecado juvenil, también le dio con palo. Y estaba bien. En fin: uno podía criticarle muchas cosas a RSS, pero no que careciera de los ovarios suficientes para estampar en letras de molde su auténtico punto de vista.

Pues bien, ¿qué ha pasado con la crítica literaria de los medios en esta última década? Con muy honrosas excepciones, esta prácticamente ha desaparecido. Algunas publicaciones la eliminaron un buen día de sus páginas sin el menor remordimiento –como es el caso de Correo, el pasquín dirigido por Aldo Mariátegui- y otros se la encomendaron a gente que, o no da la talla para ejercerla, o la toma como un trabajo rutinario y aséptico en el que la finalidad principal es pasar piola. Es decir, completar el número establecido de palabras sin decir absolutamente nada relevante o cubrir indiscriminadamente de flores a cualquier volumen que llegue al correo de la redacción.

Querido lector de Nosotros Matamos Menos: ¿alguna vez ha leído usted, en todos estos años, una sola crítica negativa pergeñada por José Donayre Hoefken, encargado de la sección de libros de la revista Caretas? Yo, nunca. Todas ellas son decididamente entusiastas: jamás entablan una sola atingencia a los libros sometidos a su escrutinio. Si mañana hubiera una hecatombe nuclear y solo quedaran las críticas de Donayre para estudiar lo que fue la literatura peruana reciente, cualquiera creería que vivimos una Edad de Oro en nuestras letras; que cada semana en el Perú era publicado un libro estupendo, de gran calidad; que cada mes surgía un joven poeta cuya opera prima sugería un Eielson o un Hinostroza en potencia. La realidad, como nosotros sabemos, es muy distinta, y por eso me queda la sensación de que Donayre vive en una dimensión paralela, donde cada vez que se asoma por la ventana contempla Picadilly Circus o cualquier otro de los centros culturales más fulgurantes del mundo literario contemporáneo.

Si bien ya de El Comercio y de la camarilla de ignorantes que lo maneja no se puede esperar nada, es una lástima lo que ha sucedido en los últimos años con la ya fenecida columna semanal de Ricardo González Vigil, quien siempre fue un crítico más que respetable. Pero hay que ser honesto, pues: sus columnas, en los últimos años, eran la mar de confusas. No sé si el motivo de ello sea que le editaban los textos de cualquier manera o si se le acababa el espacio antes de poder llegar al meollo de lo que quería decir, pero en la mayoría de los casos terminaba hablando de cualquier cosa antes que de la obra que debía ser motivo de su reseña. Por otro lado, ¿no es ya un poco monótono que un crítico viva calificando cuanto libro analiza como “extraordinario” “portentoso” o “formidable”? No obstante lo apuntado, que la columna de RGV deje de ser publicada es un hecho lamentable, pues de todas formas es un espacio perdido. En cuanto a la sección de libros de la revista Somos, regentada por Enrique Sánchez Hernani, el problema es distinto: ni con la mejor voluntad del mundo se puede hacer una crítica seria cuando se te pide que ella no exceda las dos líneas de un texto de Word. Eso, como ya apunté en un post anterior, se debe a la visionaria labor de Eduardo Lavado, quien considera que una reseña no debe tener más caracteres que uno de los telegráficos chismes faranduleros del Correveidile, su máximo aporte al periodismo nacional. Bip.

De los demás reseñadores es poco lo que se puede decir (o no se puede decir nada distinto a lo anterior): o ejercen una crítica que juega al avestruz (pura descripción, cero opinión, o, lo que es peor, una desmedida generosidad con todo los libros que reciben) o las páginas culturales de los medios en que laboran son tan insignificantes que es como si no existieran. La salvedad a esta regla es Javier Agreda, crítico del diario La República. No lo digo porque esté de acuerdo siempre con él (en realidad, de cada diez reseñas que publica, discrepo con ocho) sino porque cuando un libro le parece malo no tiene remilgos en decirlo y suele fundamentar sus opiniones con propiedad. Quizá sus reseñas a estas alturas pequen de mecánicas (su modus operandi es el siguiente: primero presenta el libro, luego señala sus virtudes, y en el 90% de los casos termina dando una maleteada), pero a diferencia de casi todos los demás se toma su trabajo con cierto rigor. Lo cual es mucho en un ambiente literario donde ya se perdió el coraje suficiente para señalar que el trabajo de un escritor es insatisfactorio. Aunque luego de este post, quizá yo sea el autor con quien se rompa esa tendencia.

Fuente: Nosotros matamos menos
.

Presentación del libro EL ARRIBO DE UN ÉXTASIS VIOLENTO del poeta César Pineda Quilca, este 19 de agosto en la Casa de la Literatura Peruana

INVITACIÓN

Toro de Trapo Editores S.A.C. tiene el agrado de invitarle a la presentación del libro:

EL ARRIBO DE UN ÉXTASIS VIOLENTO
del poeta César Pineda Quilca.

En esta oportunidad acompañarán en la mesa presentando su libro:
- Raúl Heraud
- Manuel Luque
- Paolo Astorga
- Héctor Ñaupari
- Roy Dávatoc - Editor de Toro de Trapo S.A.C.

Lugar: Casa de la Literatura Peruana
Jr. Ancash 207, Cercado de Lima
Fecha: Viernes 19 de agosto
Hora: 5:50 p.m.

Se estará sorteando un libro del autor a todos los asistentes al final de la presentación.
Y a los que entren al facebook de Toro de Trapo un sorteo muy especial:
https://www.facebook.com/pages/Toro-de-Trapo-Editores-SAC/157322514322023


Ya saben ingresen al facebook, den click en me gusta y participen en el sorteo.

lunes, 15 de agosto de 2011

Altamente transgresor (I): El escritor cubano Jesús David Curbelo presenta el libro EROCÉNTRICA, de Rocío Santillana


"El lenguaje de este largo performance que es Erocéntrica resulta altamente transgresor y no sucumbe al amor ni al odio." El video (ver arriba) editado en agosto de 2011 rescata las palabras del escritor y crítico cubano Jesús David Curbelo acerca del libro Erocéntrica Poesía Inconsecuente, de Rocío Santillana, presentado en La Sala Teatro Las Carolinas (La Habana Vieja) en diciembre de 2009.

Año y medio después de esa presentación quedan en mi poder 3 ejemplares de Erocéntrica Poesía Inconsecuente. Sólo 3 de los 350 que compusieron las dos ediciones personales (la primera cubana y accidentada, y la segunda limitada y mexicana) que tantas peripecias me costó conseguir que vieran la luz. De los 3, el primero lo conservo parar mí como el mayor tesoro, el segundo es el último a la venta en la Librería Iberoamericana de Madrid, y el tercero se lo guardo al muchacho que aparece en la cubierta hasta que pueda tomar un avión y entregárselo en persona.

Entre 2008 y 2009, tiempo que viví en La Habana, tuve la enorme suerte de asistir como oyente al Diplomado de Poesía del Centro Dulce María Loynaz que Jesús David Curbelo (Camagüey, 1965) impartía en la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba UNEAC. A esa suerte de aprender de su erudición y su sensibilidad, le siguió la de conocerlo como la tremenda persona que es. Pero mi mayor fortuna fue que, además, un poeta y novelista de su talla literaria accediera a presentar mi primer poemario en un evento que simbólica y migratoriamente, cerraría mi tiempo en La Habana. De dicho evento performático y audiovisual (posteado en este mismo blog anteriormente) reproduzco ahora las palabras de Jesús David Curbelo acerca del libro Erocéntrica.

Gracias, pues, David, por multiplicar el sentido de ese trozo de mi vida que dejé (y tomé) en una ciudad que no es la tuya ni la mía y a la que, sin embargo, los dos pertenecemos de alguna forma (o de muchas).

Gracias, Yasser, por registrar el sonido de este documento valioso para mí. Gracias, Yuri, por tomar las fotos que ayudan a contextualizarlo. A Israel http://www.contraelamor.com/, gracias por el apoyo técnico en la edición del video. Y a todas las personas que hicieron posible que yo viviera esta experiencia y siga viviendo otras nacidas del Proyecto Erocéntrica.

Texto: Rocío Santillana.

A propósito de su concurso literario llevado a cabo en el 2010, POETAS UNIVA publica antología mundial de Ecopoesía CENTINELAS DE LA TIERRA

Estimadas amigas y amigos, les hacemos llegar nuestro blog con información sobre la publicación del libro CENTINELAS DE LA TIERRA, primera antología mundial de Ecopoesía, editada por el FONDO EDITORIAL POETAS UNIVA. El libro contiene 100 ecopoemas seleccionados del I Concurso Mundial de Ecopoesía, que desarrollamos el año pasado. Lo puedes apreciar en el siguiente enlace:

http://poetasuniva.espacioblog.com/post/2011/08/15/centinelas-la-tierra-primera-antologia-mundial-ecopoesia

Por tus aportes y comentarios te quedaremos muy agradecidos.

POETAS UNIVA – CONSEJO DIRECTIVO
Tumbes - Perú

Nuevo debut en Cascahuesos Editores: EL HOMBRE DE A CERO, primer libro de Juan Carlos Nalvarte Lozada

Cascahuesos Editores anuncia la publicación de El hombre de a cero, primer libro del joven escritor arequipeño Juan Carlos Nalvarte Lozada. Apostando por la promoción de nuevos valores en la literatura del país, ahora es el turno de este talentoso escritor, quien se suma a nuestro gran catálogo de publicaciones de este año y que será puesto a disposición del público en las próximas semanas. Este primer libro contiene 24 relatos juveniles, la mayoría de ellos de corta extensión, llenos de una intensidad desbordante de humor y cargados de lascivia. Se puede leer varios de sus primeros relatos en el blog de microrrelatos Micrópolis.

Sobre el autor:
Juan Carlos Nalvarte Lozada nació en Arequipa en 1991. Estudió en el Colegio San José de Arequipa y, actualmente estudia Derecho en la Universidad Católica de Santa María y pertenece a su elenco de teatro. Está convencido de que los duendes existen. Idolatra a Juan José Arreola, Jorge Luis Borges, Julio Ramón Ribeyro y Guillermo Cabrera Infante y forma parte del naciente grupo cultural Heteróclitos. Ha publicado, en edición conjunta con el escritor Giovanni Barletti y bajo el seudónimo colectivo “José María Romaña” la colección de cuentos Los niños bueno no ganan (2008), libro que por gracia divina nunca logró ser distribuido. Administra el blog Insecto lascivo.

Sobre el libro:
«Acercarse a los microcuentos de Juan Carlos Nalvarte Lozada nos depara muchas sorpresas. Lo cotidiano, la vida que vemos pasar sin más, se torna aquí un buen silbido, una melodía que de pronto nos impactará, pues la creíamos olvidada. Juan Carlos recupera esos sonidos en cada una de sus brevísimas historias con la pericia que su mundo requiere». Ricardo Sumalavia.

martes, 9 de agosto de 2011

La credencial de un poeta. Por Robert Jara

A mis 41 años aún no he publicado libro alguno, sino tan sólo un par de plaquetas individuales, y un par de plaquetas colectivas, las cuales, por supuesto, no cuentan como carta de presentación y de acceso al clan literario. El por qué no he publicado, no creo que sea importante, como tampoco lo es el por qué alguien sí lo ha hecho. Es innegable que la plaqueta brilla ante el escrito inédito, pero también es cierto que se opaca ante el libro. Basta que digas que has publicado sólo una plaqueta para que tu interlocutor sea víctima del desencanto; silenciosa e inconscientemente te ubicarán unos peldaños más abajo de los que si han publicado un libro. La tribu de poetas, desde hace rato, se ha divido en dos: la de los que han publicado un libro y la de los que no. Esta división trae consigo la vara con que se mide y discrimina. Esta vara parece eliminar el dilema subyacente: ¿hay que haber publicado al menos un libro para ser reconocido como poeta? Si la respuesta es afirmativa, entonces endoso esta otra: ¿con la publicación basta (y sobra) para que alguien sea reconocido como poeta?, ¿la publicación representa, por sí sola, la condición necesaria y suficiente para ser reconocido como poeta? Recuerdo que en Puerto Rico, hace unos años, se abrió un debate al respecto. Pues un grupo de poetas, si la memoria no me traiciona, hizo una invitación pública a los poetas para participar en un encuentro nacional de literatura, con la sola salvedad (publicada en los medios) de que con poetas se referían sólo a los poetas que habían publicado al menos un libro. Las reacciones no se hicieron esperar. Y obviamente las opiniones se partieron en dos: (1) Poeta es todo aquel que además de haber escrito poesía ha publicado un libro de poesía, y (2) Poeta es todo aquel que escribe poesía, independientemente de si ha publicado o no un libro de poesía. Los del primer grupo creen que el libro es quien otorga y valida el título de poeta, mientras que los segundos no lo creen así. Lamentablemente ambas posiciones resultan maniqueas, interesadas, chovinistas: no es casualidad que los del primer grupo sean quienes ya han publicado un libro, mientras que los del segundo grupo los que no han publicado aún. ¿Que objetividad, no? No son sino los hilos del chovinismo en acción, tal como sucede, por ejemplo, en los concursos literarios: quien concursa y gana, dirá, invariablemente, que dicho concurso es trascendental, importante, etc.; mientras que el concursa y pierde, mantendrá su participación en estricto privado hasta la eternidad o bien dirá que el concurso carece de toda importancia, que ha sido amañado, etc.

¿Al poeta lo hace la creación o la publicación? ¿Poeta que no publica no es poeta? Como yo no he publicado aún, comprensiblemente, estoy condenado (o tengo el derecho) a sostener que la publicación no es lo que me hace poeta; sino la creación. Pero, como soy consciente de lo chovinista que es mi respuesta, hago uso de mi licencia para responder todo lo contrario.

¿Es posible que alguien escriba poesía de manera seria sin la intención de publicar? Personalmente, yo no lo creo. Lo que yo sí creo, es que algunos, tarde o temprano, lograrán publicar un libro, y por tanto podrán llevarlo bajo el brazo; mientras que otros, no alcanzarán dicho privilegio. La publicación en ese sentido se convierte en ícono del triunfo o bien del fracaso. A veces la publicación permanece en anhelo (en motor creativo, inclusive), sólo hasta que su sola recordación revive la sensación inmanente de la frustración y/o del fracaso; sensación que ha nacido cuando la esperanza de publicación se desvanece, ya por las reglas del mercado ya por las propias limitaciones del poeta. El poeta termina doblado por la certeza (real o inventada) de que jamás podrá publicar un libro; certeza que lo obliga a sostener con vehemencia que publicar no es su objetivo, que publicar no es importante, etc. Estas afirmaciones no son más que la cura que el poeta se ofrece a sí mismo en salud, no son más que su natural y lícita auto defensa para solapar el fracaso. Es lícito que el poeta que no puede (o cree que no puede) publicar un libro desdeñe la publicación del mismo, al igual que la zorra desdeñó las uvas maduras por el sólo hecho de no poder alcanzarlas.

¿La calidad de la poesía depende del soporte material? ¿La calidad de un poema mejora si en vez de ser publicado en cuero de vaca se publica en láminas de oro? ¿La poesía en sí misma es mejor si se publica en una plaqueta casera que si se publica en una edición de lujo? ¿El poeta es mejor (más) o peor (menos) poeta si sus poemas los publica en un periódico, en una revista tradicional, en una revista cibernética, en un libro,…? ¿Qué es mejor, un puñado de poemas buenos no publicados en libro o un puñado de poemas malos publicados en libro? La respuesta resulta ser una verdad de Perogrullo: la poesía no mejora por el sólo hecho de ser publicada, no importa si se publica en cuero de borrego o en láminas de oro. La calidad de la poesía depende exclusivamente de la (in)capacidad literaria del creador; mientras que su publicación, o no, depende de la (in)capacidad extra literaria del mismo. Entre estas (in)capacidades extra literarias mencionemos, por ejemplo, la (in)capacidad económica, la (in)capacidad comercial, la (in)capacidad social, etc. Después de todo: ¿es justo exigirle al poeta que posea (in)capacidades extra literarias? Estando ante una verdad de Perogrullo es patético ver al ego de ciertos poetas que (les) han sido publicados, menear su libro al aire como prueba contundente e inequívoca de su calidad poética. La publicación no es prueba suficiente de la calidad literaria. Hay, todos lo saben, aunque casi todos lo callen o ignoren por conveniencia, poesía buena no publicada; como hay, poesía mala publicada en ediciones de lujo.

El poeta como parte de un colectivo está obligado a mostrar con hechos su condición de poeta. Nadie del colectivo tiene la obligación de llamar poeta a un poeta por el solo hecho de que este así lo reclama a cuatro vientos. Si el poeta dice soy poeta, y quiere que lo reconozcan como tal, el colectivo tiene todo el derecho a exigirle evidencias concretas, y el poeta la obligación de ofrecerla. El que sólo bastara la palabra del poeta para ser llamado poeta, eso sí sería preocupante, arbitrario, falto de seriedad. ¿Y cuál sería la evidencia que legitime al poeta como tal ante el colectivo? Sí bien creo que el poeta debe ofrecer evidencias de su existencia poética, si bien creo que el poeta debe presentar al colectivo algo que lo justifique como tal, es claro que esto no sólo es satisfecho a cabalidad por el libro, sino también por la plaqueta, la revista, el periódico, el recital, la web, etc.; es decir, la evidencia es la publicación en sí misma, mas no el soporte material en que esta se concreta. La publicación, en general, representa la única prueba tangible que legitima al poeta ante el colectivo. En este sentido el recital, por su propia naturaleza, sería la publicación de soporte físico más volátil (aunque irrefutable para los que lo oyeron); mientras que el libro, sería la publicación más duradera; lo cual lo convierte en la evidencia, en el legitimador ideales, en la credencial idónea, aunque no única, del poeta; esto explica al libro como objeto literario por antonomasia que discrimina entre poetas y no poetas, en desmedro de la web, de la plaqueta, del periódico, etc.; invita/induce a los egos deformados y a los desprevenidos olvidar que no es el libro quien legitima al poeta, que no es el libro la única credencial del poeta, que la credencial natural y primigenia es la publicación misma, y que la publicación carece del poder mágico de insuflar calidad poética al contenido publicado (ni lo mejora ni lo empeora, lo deja intacto); que la publicación, después de todo, credencial o no, sólo cumple con su afán de perennizar y/o masificar un texto, simplemente.

Presentación del Poemario JAMÁS TANTO CARIÑO DOLOROSO de William Gonzales Pérez, en el Centro Cultural Brisas del Titicaca

Presentación del Poemario
JAMÁS TANTO CARIÑO DOLOROSO
de William Gonzales Pérez

Presentan:
- José Pancorvo
- Johnny Barbieri

Además Poesía de:
- Eva Velásquez
- Pedro López Ganvini
- Pablo Santiago Salazar
- Alfredo Coello

Día: Miércoles 10 de agosto 2011 – 7:00 p.m.
Lugar: Centro Cultural del Brisas del Titicaca
Jr. Walkusky 186 (Alt. 1 Av. Brasil - Lima)

Brindis - Libros - Música.

Ingreso Libre

lunes, 8 de agosto de 2011

Asociación Peruana de Ética y Filosofía Política (ASPEFIP), invita a participar en la mesa redonda LOS RETOS DE LA DEMOCRACIA PERUANA en la UNMSM

Tenemos el agrado de anunciar la reciente organización de la Asociación Peruana de Ética y Filosofía Política y, como acto inaugural, queremos invitar a la comunidad académica a participar en la mesa redonda “Los retos de la democracia peruana” el viernes 12 de agosto a las 4.00 p.m. en el Auditorio Principal de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas – UNMSM.

Participantes:
- Dr. Félix Reátegui, profesor de la PUCP
- Mg. Gonzalo Gamio, profesor de la PUCP y de la UARM
- Dr. Miguel Polo, profesor de la UNMSM

Lugar:
Auditorio Principal de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Av. Venezuela s/n

Fecha: Viernes 12 de agosto
Hora: 4.00 pm
Auspicia: Escuela Académico Profesional de Filosofía – UNMSM

Ingreso libre.

domingo, 7 de agosto de 2011

Arguedas y el tiempo. Por Harold Castillo Peralta

José María Arguedas nació en Andahuaylas, Apurimac, un 18 de enero de 1911. En el año de su centenario, el Perú de todas las sangres –al cual el escritor le dedicara los mejores momentos de su vida– se detiene para homenajearlo y revalorar su legado. Aquella fuente enriquecedora y vital, constituida en su obra, es el testimonio tangible de su vigencia y compromiso pleno con la identidad peruana a través del tiempo.


Por Harold Castillo Peralta*

Quizás la mayor virtud de Arguedas haya tenido que ver con la capacidad para proporcionar lúcidamente, a través de de su obra, los pormenores de una realidad compleja y poco valorada en su momento: el mítico mundo andino del cual era conocedor privilegiado, dadas sus raíces serranas, y que supo rescatar para la posteridad peruana y universal.

Confluyen en Arguedas factores decisivos como la autenticidad, la vehemencia o el compromiso pleno para asimilar, como un asunto propio, la problemática doliente del Perú profundo. Es Arguedas la prueba palpable de la superación a la que muchos de sus hermanos no han tenido acceso por culpa del desdén y el egoísmo de las sociedades costeñas; convirtiéndose, de este modo, en una particularidad asombrosa –inquietante– para un medio que excluye progresivamente a personas de otras creencias, costumbres y razas por considerarlas inferiores.

Aunque fue un mestizo proveniente de una familia acomodada, José María Arguedas vive tragedias que lo van a marcar desde muy niño, comenzando por el hecho de perder a su madre, a causa de una enfermedad, cuando sólo tenía tres años. Su padre, abogado de profesión, pasaba la mayor parte del tiempo fuera del hogar, viajando por asuntos de trabajo. De modo que la ausencia de ambos padres –al menos cuando niño– va a influir en su psicología futura. Aquella búsqueda incesante de algo que le faltó en el pasado y que, inexorablemente, ya no será posible conocer.

Pero Arguedas, en realidad, nunca estuvo solo; ni siquiera cuando su padre contrae segundas nupcias con una hacendada pudiente de San Juan de Lucanas, Ayacucho, y es trasladado junto a su hermano Arístides –dos años mayor que él– a vivir con su nueva familia.

El desprecio por parte de su madrastra no se hace esperar ante la ausencia del padre. Es cuando José María es obligado a vivir con los criados indígenas; de los cuales, no obstante, aprendería muchas cosas.

A la edad de diez años, cuando huye junto con su hermano a la casa de un tío paterno, José María encuentra algo de la estabilidad emocional que tanto había necesitado. La convivencia con los campesinos le es entonces satisfactoria. Dos años después, su padre lo lleva de viaje por sus múltiples destinos (mientras su hermano retoma los estudios en Lima), llegando a conocer más de doscientos pueblos, antes de ser internado en el colegio Miguel Grau de Abancay para terminar la primaria.

Los prejuicios arraigados en la costa no le fueron esquivos. Antes de su intensa vida universitaria y profesional en Lima, por ejemplo, durante su época de estudiante en el colegio San Luis Gonzaga de Ica –donde cursara los primeros años de la secundaria– sufrió la marginación de sus compañeros. Pero muy pronto encontraría en el estudio la manera efectiva para solucionar sus problemas, obteniendo las calificaciones más altas en toda la historia del centro educativo.

La vida itinerante de Arguedas, desde pequeño, va a permitir que se nutra de diversas experiencias sobre la realidad del hombre andino (en contraposición con su par costeño); e incluso, destacar la propia discriminación de los mestizos de ciudad hacia los comuneros en el Ande. Sin embargo, lo que más comprometía al autor de “Los ríos profundos” era quizás la exaltación de la cultura, el rescate de lo ancestral y lo mítico, la riqueza de las etnias que el Perú albergaba y que el tiempo no había podido doblegar. Los colores, la música, la magia y la fuerza de la raza dentro de su cosmovisión del mundo indígena. El factor de país de todas las sangres como suerte enriquecedora y motivo de orgullo, no de lastre o desdicha.

Todo ello va a ser determinante en su periodo de madurez, ya sea como educador, etnólogo o literato. Arguedas se convierte, de algún modo, en el enlace para comunicar de forma clara lo más trascendental y arraigado en los pueblos que no tienen voz fuera del referente capitalino o costeño.

Son sus novelas episodios de orfandad manifiesta que atisban el optimismo, pese a todo, como una necesidad incuestionable; la parte emblemática de todo ese valioso capital intelectual que nos ha legado. De allí que surge la necesidad de conocer más al Arguedas antropólogo e investigador social. No sólo al hombre que encontró en la literatura una vía de escape para apaciguar sus ímpetus y frustraciones.

La capacidad descriptiva expuesta en “Yawar Fiesta” (1941), la naturalidad autobiográfica de “Los ríos profundos” (1958) y “El Sexto” (1961), no hacen sino corroborar la meta en ascenso impuesta por el propio autor en su derrotero más íntimo, pretendiendo culminar siempre proyectos más grandes en entregas futuras. Es así como en “Todas las sangres” (1964) su valía narrativa lo lleva por linderos más ambiciosos, donde prima, esta vez, la noción ideológica en su afán por explicar los conflictos sociales y la concreta condición del hombre peruano en un contexto más universal.

Hablar de Arguedas, a la luz del tiempo, es también reflexionar sobre cuánto hemos avanzado como país en temas sensibles como la inclusión social, la lucha contra la discriminación, el fortalecimiento de la identidad, la igualdad de oportunidades, el derecho a la educación y a una vida digna. Sólo así comprenderemos mejor el legado de nuestro más emotivo narrador indigenista.


*Escritor y docente. Miembro del Grupo Literario SIGNOS de Lambayeque.

viernes, 5 de agosto de 2011

El Centro Cultural Rezistencia invita a la IV FERIA DEL LIBRO "JENARO HERRERA" en Tarapoto

El Centro Cultural REZISTENCIA invita a toda la población sanmartinense y peruana, a la IV Feria del Libro "Jenaro Herrera" - Tarapoto , que se llevará a cabo los días 11, 12, y 13 de agosto, en el minicoliseo de la I.E. Santa Rosa.

En esta oportunidad, nos visitarán los escritores Oswaldo Reynoso (Lima), Manuel Marticorena (Iquitos), Armando Arteaga (Lima), Juan Ramírez (Moyobamba), entre otros. Se presentarán muchos libros, habrá teatro, stands de exposición y venta de libros regionales, nacionales, y mucho más.

Así mismo, un día antes de la feria (el 10 de agosto), todos los escritores de la región tendrán un encuentro regional en la ciudad de Lamas (de 3:00 a 7:00 p.m.), en el que se planteará un encuentro nacional y se verán temas relacionados a la edición de libros e interculturalidad. Todos, incluso quienes no escriben y gustan de la literatura, están invitados: el punto de encuentro para esta actividad, será en el Mirador de Lamas.

jueves, 4 de agosto de 2011

El apogeo de la huachafería (Notas sueltas sobre un gobierno que se fue). Por Javier Garvich

La huachafería en el Perú tiene larga data y es algo más complejo que el germánico "kitsch", el argentino "atorrante" o el hispánico "hortera". Desde el apurimeño Jorge Miota (al parecer, padre del concepto) pasando por Mariátegui, Estuardo Núñez, los dos Hildebrandt (la bruja y el periodista) y Vargas Llosa hasta nuestros días; el término ha adquirido unas dimensiones claramente académicas, literarias, históricas y antropológicas, que trascienden el término original: Lo huachafo no es solamente el mal gusto, la imitación ridícula o el bizarrismo inconsciente. Se ha convertido en parte integrante de nuestra cultura "nacional".

La huachafería ha sido necesaria partícipe de nuestros gobiernos: el estilo brutalista de la arquitectura de Velasco, Moralez Bermúdez enfundándose la camiseta blanquirroja y cantando el himno en la cancha del Estadio Nacional (suponemos que ebrio), la oratoria hiperflorida y virtualmente en las nubes de Belaunde Terry, Fujimori disfrazado de indio pokra en la mañana y de chalán chiclayano por la tarde (amén de bailar cumbia con las putarracas locales en sus hilarantes campañas presidenciales), Toledo haciendo de la impuntualidad virtud, echándose hielo con la mano a copas de whisky etiqueta azul que tomaba como vasitos de agua...

¿Paniagua? Como presidente, nada huachafo, pero como candidato, huachafísimo.

Y sin embargo, ningún otro gobierno rompió las barreras de la huachafería como el segundo régimen de Alan García Pérez. Disfrutando durante cinco años en un estado de placidez económica, nadando entre divisas y créditos, con un crecimiento histórico del PBI; el voluminoso mandatario nunca se dedicó a invertir dinero en reformas estructurales del país, tiró al tacho las recomendaciones del Acuerdo Nacional y decidió concentrar el eje de los recursos estatales a construcciones espectaculares (muchas de ellas, inauguradas a medio hacer).

Con un ego a prueba de litio, el Genocida de los Penales mira al pueblo peruano como un hatajo de brutos (bueno, le votaron dos veces) que se deslumbra por el cemento, patente de legitimidad. Mediocre lector, quiere ser émulo de Ramsés II, Tito Flavio o Carlos III buscando pasar a la posteridad por una herencia arquitectónica inmortal e inolvidable. Obsesionado por un tercer mandato (y ser el presidente que más años ha gobernado el Perú) quiere imitar a Leguía, cuyas obras forman parte de la cotidianidad limeña. Ansioso por mantener su alianza con oligarcas y militares, emula a Odría refraccionando un puñado de colegios, repintando sus viejos ministerios, reconstruyendo el viejo estadio del dictador tarmeño. Dedica el año arguediano al descubrimiento de Machu Picchu por un aventurero yanqui, alucinándose un inca superstar y, al abrigo de los fuegos artificiales y la música de Los Jaivas, creerse rey del mundo por unos minutos.

Pero fundamentalmente, suplanta la realidad por la apariencia. Blasón elemental del segundo alanismo.

-Se han refraccionado medio centenar de colegios "emblemáticos" (las Grandes Unidades Escolares), esos colegios de ladrillos rojos que todo el mundo conoce, que se ven. No importa que sólo sean colegios tremendamente minoritarios a nivel nacional, que esta iniciativa se haya prestado -para variar- a negociados y faenones, no importa que se haya dejado al garete la educación bilingüe y que en el Perú del siglo XXI todavía haya colegios así de tristes. Pero es que incluso los colegios refraccionados arrasan con el patrimonio arquitectónico y se dejan las obras inconclusas. No importa, la gente quedará contenta con sus fachadas nuevecitas de colegio yanqui, sus colores brillantes sobre bibliotecas vacías y laboratorios incompletos, sus voladizos de metal herrumbroso y cristalería rota, que es lo que sucederá con esos presupuestos raquíticos que el aprismo dedicó al mantenimiento de los colegios.. Hay muy pocos colegios públicos que cuentan con piscinas y ninguno con pista atlética sintética...pero qué bonito se ven los colegios emblemáticos desde las avenidas.

-Alan creyó que terminando el primer tramo del Tren Eléctrico superaría el trauma de contemplar una obra inconclusa de venticinco años por culpa de su proverbial delirio de grandeza: Esa carcasa de concreto al aire libre, carne de graffitis, era un recordatorio desagradable para nuestro pícnico presidente. Y claro, tenía que terminar esa obra como sea. Así, a Lima le han impuesto un Tren desligado de cualquier plan municipal de transporte, cuyo costo se ha multiplicado varias veces y casi oliendo a corruptelas, que no cuenta con vagones ni suministro eléctrico previsto, que no garantiza para nada no su rentabilidad sino su propia sostenibilidad mínima. Un tren que no solamente divide y degrada comunidades en los distritos del sur, sino que en la práctica impide que las ambulancias o carros de bombero de dichos distritos puedan eficientemente trasladarse de un lugar a otro de esa infranqueable vía. Pero qué bonito será viajar como en Europa y viendo pasar los trenes junto a tu casa como en Brooklyn.

-¿El Estadio? Victor Vich ya señaló lo tremendamente contradictorio que es un estadio "Nacional" dividido entre palcos dorados para unos y tribunas llanas para otros. Yo solo quiero resaltar el escándalo de gastar millonadas en una olla exprés con lucecitas, torres fálicas y coloradas, inaugurado con más de medio edificio sin pintar y con los marcadores electrónicos abandonados para que la próxima administración lo termine de instalar. Lo peor es que esa papa rellena metálica cuenta con una pista de atletismo ¡de solamente seis carriles! que es como inaugurar hoy en día trenes con locomotoras a vapor o rascacielos sin ascensores. Y eso en un país con cero velódromos, sin campeonatos de pentathlon moderno, con infraestructuras arcaicas de gimnasia y donde la inmensa mayoría de nuestros niños solo pueden enterarse del balonmano, del water polo o del rugby por la televisión de cable. Pero qué importa, qué bonito se verá esa cacerola color moco cuando estén allí Shakira, Daddy Yankee o Los Rolling Stones en silla de ruedas...

-Ah, el Gran Teatro Nacional, ese nombre pomposo para un paralepípedo multimedia, con una tarántula de aluminio por un lado y un culo de madera por el otro. Wilfredo Ardito nos recuerda que no hacía falta ese minimastodonte, teniendo en cuenta que a cincuenta metros está un más que decente auditorio en el Museo de la Nación y a cien metros ya existe el teatro de la Biblioteca Nacional, soberbio y en buenas condiciones. ¿Por qué no haber pensado en distritos populosos como Villa María del Triunfo o Ventanilla? Allí el Estado no ha puesto ni una glorieta de conciertos, ni un teatrín, ni nada. Obvio, "hay que pensar en grande" (expresión infantil que suele revelar patéticas megalomanías): si Berlín tiene su Isla de los Museos o Nueva York su gran centro artístico cultural, el gobierno de Alan no quería ser menos y pegando con gutapercha a la Biblioteca, al museo, al INC y al teatro de marras, ya tiene su gran eje cultural....nuestros hermanos de Bagua o Huancavelica deben estar aplaudiendo de emoción semejante logro.

-No me olvido del nuevo Ministerio de Educación, con un diseño adjudicado sin concurso público (¿Para qué? Si el gobierno tiene a sus amigos arquitectos y, si no, sus amigos contratistas le recomiendan a cualquiera) hace gala de una fina inteligencia al construir un edificio que asemeja a varios libros montados uno encima del otro. Qué original ¿no? Ese figurativismo elemental, ese discurso arquitectónico para dummies (¿No te das cuenta? Son libros uno sobre otro, libros, osea educación ¿manyas la indirecta?). Imagino que, si hubieran tenido más tiempo prestado de la molicie burocrática y más plata arrancada a las coimas; el gobierno construiría un ministerio de cultura con forma de huaco o un ministerio de transporte con forma de camioncito. La originalidad del alanismo. ¿Original? ¡¡Pero si ese adefesio es una copia fiel de un edificio mexicano construido hace más de treinta años!!

-Finalmente, la joya de la corona. Alan García haciendo gala de catolicismo (un catolicismo sui géneris, que le permite tener hijos fuera del matrimonio con la bendición tácita del Cardenal) erige un tremendo Cristo de plexiglás con reflectores y lucecitas de colores que sugieren a cualquiera que hay un parque de diversiones o un puticlub en la base del Morro Solar. Conocedor de nuestra proverbial superstición frente a las imágenes, el rollizo ex jefe de Estado sabe que, si hay una obra suya que perdurará, será esa. Nadie la va derribar, pese a su evidente mal gusto, pese a incumplir una veintena de normativas, pese al descontento de la alcaldesa y otras personalidades. No, todo el Perú huachafo abrazará ese ícono sintético y colorinche, como aplaude un tren que no va a ninguna parte, como alucina ante un estadio lata de anchoveta, como se emociona con un colegio con atrezzo nuevo y carencias de toda la vida.

Porque esta fila de horrores arquitectónicos no proviene solamente de una mente vanidosa horadada por la bipolaridad y los fármacos. No, buena parte de este país aún se sigue guiando por sus emociones y manías, por tradiciones tan pervertidas como íntimas, por su sentimentalidad primigenia y sus pulsiones intuitivas (imagínense que estuvimos a punto de tener a esta vergüenza en el poder). Es ese país que besa el anillo de un cura cuartelero y considera salvajes a los pueblos amazónicos que defienden su ecosistema. Que aún cree en el cínico adagio de la política fujimorista "roba, pero hace obra". Que te toca la puerta hablándote de la palabra de dios y estalla al día siguiente de intolerancia frente al otro.

No, no le estoy echando las culpas a nuestro sufrido pueblo peruano. Recordemos que buena parte de los gustos hegemónicos de una sociedad terminan siendo los gustos de su clase dominante (veinte años de neoliberalismo y de vigilancia del Banco Mundial sobre nuestra educación ya han dado sus frutos) y que han sido nuestros mandamases y su corte mediática quienes han predicado con el ejemplo. Los privilegiados del país han sido quienes más han impulsado los palcos segregacionistas que llenan nuestros estadios y teatros. Ellos nos han impuesto un país inventado para turistas, publicitario, exotista y falso. Ellos han plagado de virgencitas, grutas y cristos a universidades, edificios del Estado y parques públicos. Ellos pagan a toda una generación de arquitectos inocuos y pusilánimes para que -como decía Mariátegui- cortejen y adulen su gusto mediocre. Y, por qué no, huachafo.

Todos ellos son una jaez transclasista que conforman un país al cual no le interesa que los corruptos se escapen por la puerta de atrás o deja que les engañen diciéndoles que ya hemos acabado con el anafabetismo o que casi no hay pobres en el Perú. Pero que, ojo, es un país que también forma parte del nuestro, con el cual tendremos que convivir y, ojalá, podamos convencer.

La Argentina neoliberal, viciada y frívola de Menem produjo Pizza con Champán, una ácida crónica de Silvina Walger acerca de las cotas de desvergüenza, frivolidad y huachafería en que se sumió dicho país en los años noventa. ¿Cuánto tiempo esperaremos para que tanto despilfarro demagógico, tanta soberbia gratuita, tanta estética de la corrupción en estos finalizados cinco años, merezca un libro?

Esperemos que muy poco.
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