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viernes, 30 de septiembre de 2011

Nuevo CICLÓN DE POESÍA en Chiclayo. Participan integrantes del Grupo Literario SIGNOS junto con destacadas poetas

Continúa el "Ciclón de poesía" en la ciudad de Chiclayo este sábado 01 de octubre de 6:30 p.m. a 8:30 p.m. en el "Café 900", sito en Manuel María Ízaga 900.

En esta ocasión participan, a golpe de verso, los poetas: Matilde Granados (Trujillo, 1986), coordinadora general de "Kaipy Kani"; Karina Bocanegra (Trujillo, 1986), gestora cultural de "Diablos Azules"; José Abad (Cajamarca, 1979) y Ernesto Facho (Trujillo, 1989), ambos integrantes del Grupo Literario SIGNOS.

Moderadores: Juan José Soto (organizador y coordinador del "Ciclón de poesía") y Fernando Odiaga.

El afán mayor del "Ciclón de Poesía": Promover la integración y el encuentro de poetas de la región Lambayeque y las diversas voces de las demás ciudades del país.

Enlace en facebook del evento:
http://www.facebook.com/event.php?eid=236860679695053



SOBRE LOS POETAS PARTICIPANTES:

JOSÉ ABAD ASCURRA:
Nació en Jaén, Cajamarca el 9 de septiembre de 1979. Licenciado en Educación, especialidad de Lengua y Literatura, por la Universidad Nacional “Pedro Ruiz Gallo” de Lambayeque. Ganador de algunos concursos literarios. Ha publicado el poemario "Absolución de la noche" (2007). Ha ganado el Botón de Oro del concurso de poesía realizado por el Círculo de Estudios Lingüísticos y Literarios Luis Hernán Ramírez, en el año 2002. Es miembro destacado del Grupo Literario SIGNOS.

MATILDE GRANADOS REQUEJO:
Nació en Trujillo (1986) pero radica en Chiclayo casi toda su vida. Su primer encuentro con la literatura fue cuando tenía 14 años, edad en la que se hizo acreedora al segundo puesto del Concurso Lundero en el género poesía (2000). El año 2007 publica su primer poemario "Para oír el solfeo exiguo de mi cuerpo". Ha participado en diversos eventos literarios entre ellos la 28ª Feria del Libro Ricardo Palma en Lima, Feria del Libro de Tarapoto (2009), la Feria del Libro de Trujillo (2009), I Encuentro de Poesía Feminópolis, Trujillo (2010), I Encuentro Nacional de Grupos Literarios en la PUCP (2010), entre otros eventos. Sus poemas han sido publicados en diversos medios de difusión literaria como las revistas Hybrido y Cinosargo, la página virtual de poesía contemporánea Urbanotopia y el semanario El Búho, entre otros. Es coordinadora de la asociación "Kaypi Kani" que ha organizado durante dos años consecutivos el Festival Cultural "Fiesta del Diantre" en la ciudad de Chiclayo.
Blog:


KARINA BOCANEGRA SALCEDO:
Nació en Trujillo (1986). Poeta, narradora, ensayista, docente y fotógrafa, graduada en Ciencias de la Comunicación en la Universidad Nacional de Trujillo, Perú (UNT). A los 16 años obtuvo el primer lugar en el II Concurso de Cuentos Peruanos "César Vallejo" y primeros lugares en el II Concurso de Cuento Breve "A toda Página" del Instituto Peruano-Norteamericano "El Cultural"; I Juegos Florales Interuniversitarios "Eduardo González-Viaña" de la Universidad Nacional de Trujillo. Menciones de honor: XIV Concurso Nacional de Literatura "Lundero" y el VI Concurso Nacional Juvenil de Cuento en honor a Germán Patrón Candela. Tiene publicados la nouvelle “Prosternación” y el poemario en inglés “Rain” (Ediciones Prometeo Desencadenado). Gestora cultural de eventos poéticos nacionales e internacionales a través de la promotora cultural “Diablosazules”.Poemas suyos aparecen en “Lluvia de palabras en el Ande”, Antología del X Encuentro de escritores y poetas en Cajamarca (Perú, 2010); en la Antología del I Encuentro de Agrupaciones literarias en la Pontificia Universidad Católica del Perú; y también en la Antología de Poesía femenina internacional “Poesía Rebelde” del I Festival Internacional “Grito de Mujer” (México, 2011).
Blogs:


http://azulesdiablos.blogspot.com

ERNESTO FACHO ROJAS:
Nació en Trujillo el 22 de junio de 1989. Realizó sus estudios primarios y secundarios en la ciudad de Chiclayo, donde reside actualmente. Es docente de la Academia "Pedro Ruiz Gallo". Cursa los últimos ciclos en la carrera de Educación en la Especialidad de Lengua y Literatura en la Universidad Nacional "Pedro Ruiz Gallo" de Lambayeque. Obtuvo el segundo puesto en el I Concurso de Juegos Florales de la Facultad de Ciencias Histórico Sociales y Educación 2009 - Género Poesía. Autor inédito, produce narrativa, poesía y artículos de opinión. Es nuevo integrante del Grupo Literario SIGNOS.

lunes, 2 de agosto de 2010

Ideas en torno a la creación del Ministerio de Cultura. Por Fernando Odiaga Gonzáles

Desde este mes el Perú cuenta por primera vez con un instrumento jurídico, de derecho público para hacerse cargo de la organización y promoción del desarrollo cultural del país. Las reacciones no se han hecho esperar y a muchos no les ha gustado nada la promulgación del 23 de junio de los corrientes. A mi entender es lógico que se hable mal de una ley que nace sin ser consultada con la sociedad civil interesada en el tema, los cultores y artistas vivos, que desde hace mucho tiempo bregan desde sus organizaciones de base por promover cultura en un medio como el Perú donde la realidad económica impone otras prioridades a los pobladores.

Muchos tienen un espacio ganado y ahora se ven usurpados, estorbados, invadidos por el estado. No falta la satanización ideológica y la diatriba marxista en su más folklórica, idiosincrática y epigonal expresión peruana, retórica de la hipocresía política en que viven esclerotizados nuestros intelectuales académicos, aunque es un caballo de batalla, sí no la lucha en sí misma, la dialéctica de las ideas, son verdades que ya no asustan a nadie y que peor, algunos ni las entienden. Definitivamente, en estas líneas, por guardarme de la retórica clásica de los luchadores clasistas, no me suscribo de ninguna manera como ingenuo frente a los poderes del mundo, pero siendo realista, debo considerar las posibilidades reales que entraña la existencia de un ente rector de la actividad cultural en un país que tiene una gran diversidad de prácticas, creencias, maneras de pensar y hacer, en un crisol de etnias y razas, que deben plantearse seriamente el asunto de su convivencia y su mutua inclusión.

En esa línea argumental, es fundamental que entendamos que por primera vez aparece un esfuerzo desde el estado, para canalizar políticamente, el trabajo por el desarrollo cultural de la nación en su conjunto. El contexto en que esto ocurre es de carácter estratégico. Dada la sociedad de conocimiento globalizada, donde el progreso se mide de acuerdo a la cantidad de saberes que pueden ser transformados productivamente y que son patrimonio de la cultura transmitida a través de las generaciones y de todos aquellos lo suficientemente educados para ser creativos, innovadores y competitivos; dada la diversidad cultural y étnica que implican dentro de la idea de la expansión del sistema democrático, el diálogo, la convivencia y el respeto a unos derechos ya sancionados por la comunidad internacional; se impone tolerar, reconocer, valorar y cohabitar con los otros seres que nos rodean, sea el vecino, o el comunero del ande o la selva, quienes ostentan su propia riqueza, diferente e irreductible como experiencia y herencia, al que nos impone el occidente moderno; entonces, por lo dicho, es de vital importancia que el estado en una visión amplia de desarrollo social y humano, apueste por elevar la educación y el espíritu de sus pobladores, asumiendo que ello tendrá beneficios en cuanto a paz, orden, estabilidad, gobernabilidad, plena ocupación, etc. Y en vista de la globalización un fortalecimiento de nuestra identidad nacional y un reforzamiento de nuestros peculiares valores como pueblo, amén de la posibilidad de generar valor agregado a nuestros productos nacionales, intelectuales o manufacturados, científicos y tecnológicos.

Creo necesario que desde la sociedad civil se organice una mesa de diálogo regional y nacional, para debatir desde las bases un proyecto nacional de desarrollo integral de la cultura que defina objetivos y metas de corto, mediano y largo plazo, aprovechando el marco jurídico legislado para regular la actividad del nuevo ministerio, el cual por primera vez también, reconoce, apoya y promueve todas las manifestaciones de cultura viva y su registro individual y colectivo, para contar con un mejor inventario de nuestros valores individuales dentro del quehacer cultural. Es necesario que ellos, pintores, escultores, actores, escritores, músicos y danzarines, formen parte de una plana de recursos humanos capaces de llevar adelante los diversos proyectos que se propongan para la promoción de las artes.


Son precisamente los cultores vivos los encargados de llevar el mensaje de creatividad y elevación espiritual que nuestro pueblo tanto necesita, por lo cual, debemos trabajar por la dignificación de la labor del artista, quien deberá ser capaz de ofrecer sus productos a un público que debe ser persuadido poco a poco que el saber es hermoso, que es una de las formas de alcanzar la dicha y la realización personal; que el arte y la cultura nos hacen mejores personas y mejores ciudadanos y nos ofrece posibilidades de crecimiento como país, como sociedad, que sería criminal ignorar teniendo en cuenta nuestra propia y variada riqueza como país civilizado de antigua tradición histórica.

miércoles, 23 de junio de 2010

CIUDADELIRIO (Sol Negro Editores, 2010) de Mario Morquencho. Por Fernando Odiaga Gonzáles

El libro Ciudadelirio (Lima: Sol negro editores, 2010) de Mario Morquencho es la conciencia emergente de un hombre de provincia, forastero en esa metrópoli sicótica que es Lima la horrible, la de Salazar Bondy, en la que hay: “Un dulce malestar de Enero a Enero y un estarse muriendo todo el año”. Dicha conciencia emergente es lo que surge de la aprehensión y comprensión de las vivencias, las imágenes, que se presentan día a día en la gran ciudad, como una especie de extravío, un trastorno, en suma: un delirio. Morquencho escribe: “El cantar de la feria repleta de provincianos como yo/ retorna a mis oídos/ como silbido de viento clamando su existencia”; el viento que clama su existencia simboliza la vida de los provincianos, viento viajero que sopla y pasa volando desde los confines de la tierra (advenedizo por lo tanto), refrescando desde lejos un lugar, cualquier rincón del mundo, o por ejemplo: Lima la horrible.

El viento que se vuelve canto y que retorna a los oídos como un silbido podría ser esa conciencia delirante de la que hablamos al principio, conciencia que luego vive y siente: "tratando de equilibrar la nostalgia/ bajo la sombra de un árbol” como canta Morquencho".

En el mismo poema que comentamos, Parque universitario, podemos leer frases como “letanía de horas”, expresión de la cadencia y el ritmo tediosos de la capital; o leemos la frase “tarde macerada” que son ese mismo ritmo de fatalidad y absurdo impregnado en las horas durante un paseo por la gran urbe, ahora transformados en embriaguez, en calma evasiva, en olvido, completando el sentido con la frase “cántaros de chicha” y el parque se transforma en una visión multifacética y policroma, en escala de grises, de libaciones y sabores ancestrales. Luego de su paseo Morquencho retorna en autobús: “a resucitar mi habitación desconocida”, es decir retorna al recogimiento, a la soledad, al propio cuerpo confinado en un espacio cotidiano, que para Morquencho tiene la cualidad de ser desconocido, ignorado. ¿Por qué? Porque Lima es una ciudad que nos extrae el espíritu y la vida como un holocausto al absurdo; porque apiñarse diez millones de seres humanos en un solo sitio parece una locura, algo irracional. No podemos ser todos, y a veces ellos te niegan ser algo, te quedas vacío, solo y no sabes quién o qué eres.

De nuevo en el autobús, retornando a casa, en la 73, ese elefante verde que cruza Lima de norte a sur, Mario Morquencho percibe los rostros de los seres que habitan la metrópoli, los escruta, advierte sus estados, los recrea poéticamente y nos muestra sus poéticos pasajeros de autobús, sentados o parados, como otra ofrenda del delirio: rostros que tienen todos los colores, de “bigotones, dormilones y viejos verdes”, “De princesas sin príncipe”, de “obrero mal pagado”, etc. El solo acto de mirar con la sensibilidad despierta, poniéndose en el otro, simula esa comprensión que se aleja y se acerca de la verdad como el delirio. Cada rostro se transforma en un acto verbal del poeta mientras la 73 sigue rumbo a Chorrillos.

Lima propiamente, es vista por Mario Morquencho como un “cielo preñado de sótanos/donde jugamos a vivir”. La imagen de los sótanos en el cielo es agramatical y contradictoria, con una connotación especial, que nos desvela lo que significa la urbe para el poeta. Cielo igualado a subsuelo. Confinamiento y libertad; en cierro e infinito; el cielo preñado de sótanos habla de una posibilidad, una esperanza, de soledad y libertad, “jugar a vivir” nos lleva también a la idea de libertad. Pero, ¿no es acaso que jugamos en los sótanos como los niños, y que el cielo preñado no es otra cosa que la mujer solitaria, libre, infinita, maternal, que nos ofrece “jugar a vivir” como la esperanza en la dicha y la plenitud, allí precisamente, en la gran urbe, sobre la cual se extienden penas, miserias, fatigas, tanto como falsas grandezas y oropeles. Allí Morquencho cantará a las “cartitas de amor” flotando “en heces por el río” o “algún borracho que micciona decadencia” y es así porque solo mirar y escuchar en las grandes ciudades como Lima te puede llevar a ese delirio involuntario donde se mezclan belleza y coprolalia, grandeza y miseria.

La imaginería poética de Mario en su delirante Lima vivencial es de primerísima inspiración, de acercamiento piadoso, revestido con lo mejor de los recursos estilísticos de nuestra tradición poética. El libro entraña un tributo a Trilce y al surrealismo, a Martín Adán y Jorge Eduardo Eielson, entre otros registros verbales y rasgos de estilo. Hay un aporte de los setentas en tanto hay ritmo urbano, protesta social, existencialismo, integralidad, como quería Juan Ramírez Ruiz y los horazerianos. Pero en Mario la protesta se diluye en la visión intimista y por el otro lado el altruismo se desnuda en una sensibilidad metafísica, tal vez en una búsqueda de una esperanza más radical, trascendente y poderosa frente al vacío y la nada. “Cuando suene la campana, el amarillo del desierto se confundirá con el sol”; es decir, en la nada y el vacío de una ciudad anómala, amoral, absurda, viciosa, finalmente la luz viajando en el infinito, como es el título del último poema, en el que hay una especie de visión profética, una promesa y una utopía, más allá de la muerte y el absurdo, para esos limeños que se han despertado llorando, como dice Eielson en el epígrafe del libro de Mario. El surrealismo y el intimismo se dan la mano en esta poesía donde Lima se ha transfigurado como en un sueño, se ha convertido en delirio.
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Fuente: Ciudadelirio
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