Con una exhibición/venta de alrededor de 300 títulos de literatura lambayecana que no tiene precedente alguno, se inauguró el I FESTIVAL DEL LIBRO LAMBAYECANO “ALFREDO JOSÉ DELGADO BRAVO”, apuesta y acción organizado por la plataforma de Conglomerado Cultural, encabezado por Nicolás Hidrogo Navarro y el Grupo Literario Signos, representado por el profesor y poeta César Boyd Brenis.
Este 03 de octubre de 2011 se conmemoraron tres años de la partida física del vate mayor, el cosmonsefuano Alfredo José Delgado Bravo, en honor a esto hace aproximadamente dos meses en la plazuela Elías Aguirre el Conglomerado Cultural y el Grupo Literario Signos se plantearon como reto iniciar el I Festival del libro lambayecano y tomaron como fecha reverencial de homenaje el 03 de octubre en honor póstumo al autor del himno a Chiclayo. Para el logro significativo de este hecho trascendental cultural en la región Lambayeque se trazaron los siguientes objetivos y metas: Propiciar un encuentro entre creadores y lectores –lambayecanos y lambayacanizados– para dar a conocer todo el caudal lírico-narrativo de un siglo de literatura en estas tierras de Naylamp. Sensibilizar a niños, jóvenes y adultos sobre la necesidad y el valor de la lectura y afianzar la identidad cultural, de sentirnos orgullosos de nuestros autores y su producción estética, revelando que en Lambayeque no existen solamente seis autores que aparecen en los prospectos de admisión e instituciones superiores y currículas educativas de educación primaria y secundaria, con merecida distinción (Alfredo José Delgado Bravo, Andrés Díaz Núñez, Mario Puga Imaña, Carlos Camino Calderón, Nicanor de la Fuente Sifuentes NIXA, Mario Florián Díaz) vigentes en la propuesta educativa regional por alrededor de 23 años, sino hay casi medio centenar de altísima calidad –entre vivos y extintos– que ya deberían ser conocidos y estudiados. Nuestras metas –por ser la plazuela Elías Aguirre, un espacio abierto de tránsito y solaz de los parroquianos, donde en un día promedio transitan alrededor de unas 7,600 personas en todas direcciones, se circunscribieron a llamar la atención de todos aquellos y vaya que se logró crecidamente. Una segunda meta fue acopiar todos los textos producidos de los autores desde hace cien años: poemas, novelas, cuentos, revistas, folletos, dípticos, plaquetas, habiendo reunido y presentado alrededor de 300 títulos. Por primera vez la comunidad lambayecana pudo ver con sorpresa la enorme cantidad de textos producidos en Lambayeque y que, por estar muchas veces en las bibliotecas, pocos saben de su existencia. Lo importante del festival radicó en que no se limitó a exhibir textos –cual comerciante librero– sino a explicar el panorama histórico de la literatura lambayecana, su importancia, sus marcas estéticas, sus estilos temáticos, todo ello hecho por los mismos autores de la región Lambayeque, es decir los mismos poetas y narradores daba cuenta de su obra y se ponían en contacto con el público. Sumado a ello se obsequiaron un centenar de textos mediante el sistema de preguntas y respuestas, concursos cuenta cuentos, “Deja tu verso en la plazuela Elías Aguirre”, reseñas y anécdotas biográficas de autores regionales, exégesis de la vida y obra de Alfredo José Delgado Bravo y su contribución en la estética y ensayística regional.
Todo el bloque compacto de Conglomerado Cultural y el Grupo Literario Signos, se mantuvo permanente, motivado y explicando a los visitantes y curiosos lectores sobre el significado de cada obra allí expuesta.
Aunque no faltó la anécdota curiosa y hasta casi fatal de culturicidio –casi confundidos con mercachifles libreros–, el SATch o los temidos y casi cazadores de cabezas de los pobres ambulantes de Chiclayo, unos policías municipales de aspecto simiesco, casi quisieron cargar con todos los libros de un siglo de literatura en Lambayeque para llevarlo seguro a quemar al botadero de Reque, ¡¡¡De ripley!!!. La población enardecida que valoraba y repasaba las obras, cual Fuenteovejuna, por primera vez en la historia, obligó a este pequeño ejército represor motorizado, formalizado, con cachiporras y licencia para arrasar todo a su paso como Atila, a tomar las de Villadiego.
Con actos culturales como estos –más que con rollos o discursos líricos– se ha sentado el precedente para generar subsiguientes festivales cada 03 de octubre de cada año que llevarán nombre de autores regionales que han contribuido al acerbo cultural a fin de ensanchar el parnaso de autores incluidos en los estudios literarios del sistema educativo.
Rol fundamental en la consolidación del evento, jugaron los profesores Rogelio Vilcherrez Chozo, Teresa Menor Alarcón, Gilbert Delgado Fernández, Tolomeo Aliaga Quispe, Edmundo Chapoñán Espinoza, Alex Miguel Castillo Ventura, Fernando Odiaga González, Javier Villegas Fernández (Con una delegación de estudiantes líderes de la I.E. Sara A. Bullón), el novelista Bruno Buendía Sialer, el folklorista, poeta y narrador Joaquín Huamán Rinza, el estudiante de la UNPRG de Lengua y Literatura Ernesto Facho, Marcos Miguel Coronado Terrones, el poeta Marino Camacho, poeta Segundo Alfonso Vásquez Tirado, entre otros. Mención especial tuvo la presentación de la obra del autor invitado Darío Vásquez Saldaña, “El tunche enamorado”, conjunto de relatos picarescos de la selva peruana. La presentación estuvo a cargo de la profesora Teresa Menor Alarcón, coordinadora de Noches de Poesía en Conglomerado Cultural.
Balance general:
La actividad no solo suscitó curiosidad, sino que generó sorpresa de saber que existía buena cantidad de obras y que muchas veces, por no estar en las programaciones de estudio o no contar con una biblioteca especializada que esté abierta y expuesta al público, que no sea un mero almacén de textos, sino un ente motivador de lectores. El festival tuvo el carácter una biblioteca ambulante, una exhibición y una motivación al conocimiento de autores y obras lambayecanos y lambayecanizados. Un precedente pinero abrió trocha para una segunda versión en el 2012 a la que se sumarán más autores y nuevas actividades complementarias.
COLOFÓN:
Desde el año 1988 en que empecé mi vida universitaria y literaria, en la UNPRG, estudiando Literatura, mi pasión desbocada por activar y generar literatura, se dejó arrastrar por un pensamiento chúcaro y salvaje que ha sido siempre mi grito de batalla “Entré a la literatura como un rayo, saldré de ella como un trueno”, del prodigioso Guy de Maupasant. Sola esa pequeña frase ha sido el combustible suficiente que me encrespa y me pone eufórico como un poseso endemoniado, a punto de entrar en batalla, para hacer la diferencia entre hacedores y habladores. No esperemos que nadie venga a promovernos, promovámonos. No esperemos que nadie venga a apoyarnos, apoyémonos. Nadie hará tan bien las cosas como nosotros, lo que es nuestra obligación.
Este 03 de octubre de 2011 se conmemoraron tres años de la partida física del vate mayor, el cosmonsefuano Alfredo José Delgado Bravo, en honor a esto hace aproximadamente dos meses en la plazuela Elías Aguirre el Conglomerado Cultural y el Grupo Literario Signos se plantearon como reto iniciar el I Festival del libro lambayecano y tomaron como fecha reverencial de homenaje el 03 de octubre en honor póstumo al autor del himno a Chiclayo. Para el logro significativo de este hecho trascendental cultural en la región Lambayeque se trazaron los siguientes objetivos y metas: Propiciar un encuentro entre creadores y lectores –lambayecanos y lambayacanizados– para dar a conocer todo el caudal lírico-narrativo de un siglo de literatura en estas tierras de Naylamp. Sensibilizar a niños, jóvenes y adultos sobre la necesidad y el valor de la lectura y afianzar la identidad cultural, de sentirnos orgullosos de nuestros autores y su producción estética, revelando que en Lambayeque no existen solamente seis autores que aparecen en los prospectos de admisión e instituciones superiores y currículas educativas de educación primaria y secundaria, con merecida distinción (Alfredo José Delgado Bravo, Andrés Díaz Núñez, Mario Puga Imaña, Carlos Camino Calderón, Nicanor de la Fuente Sifuentes NIXA, Mario Florián Díaz) vigentes en la propuesta educativa regional por alrededor de 23 años, sino hay casi medio centenar de altísima calidad –entre vivos y extintos– que ya deberían ser conocidos y estudiados. Nuestras metas –por ser la plazuela Elías Aguirre, un espacio abierto de tránsito y solaz de los parroquianos, donde en un día promedio transitan alrededor de unas 7,600 personas en todas direcciones, se circunscribieron a llamar la atención de todos aquellos y vaya que se logró crecidamente. Una segunda meta fue acopiar todos los textos producidos de los autores desde hace cien años: poemas, novelas, cuentos, revistas, folletos, dípticos, plaquetas, habiendo reunido y presentado alrededor de 300 títulos. Por primera vez la comunidad lambayecana pudo ver con sorpresa la enorme cantidad de textos producidos en Lambayeque y que, por estar muchas veces en las bibliotecas, pocos saben de su existencia. Lo importante del festival radicó en que no se limitó a exhibir textos –cual comerciante librero– sino a explicar el panorama histórico de la literatura lambayecana, su importancia, sus marcas estéticas, sus estilos temáticos, todo ello hecho por los mismos autores de la región Lambayeque, es decir los mismos poetas y narradores daba cuenta de su obra y se ponían en contacto con el público. Sumado a ello se obsequiaron un centenar de textos mediante el sistema de preguntas y respuestas, concursos cuenta cuentos, “Deja tu verso en la plazuela Elías Aguirre”, reseñas y anécdotas biográficas de autores regionales, exégesis de la vida y obra de Alfredo José Delgado Bravo y su contribución en la estética y ensayística regional.
Todo el bloque compacto de Conglomerado Cultural y el Grupo Literario Signos, se mantuvo permanente, motivado y explicando a los visitantes y curiosos lectores sobre el significado de cada obra allí expuesta.
Aunque no faltó la anécdota curiosa y hasta casi fatal de culturicidio –casi confundidos con mercachifles libreros–, el SATch o los temidos y casi cazadores de cabezas de los pobres ambulantes de Chiclayo, unos policías municipales de aspecto simiesco, casi quisieron cargar con todos los libros de un siglo de literatura en Lambayeque para llevarlo seguro a quemar al botadero de Reque, ¡¡¡De ripley!!!. La población enardecida que valoraba y repasaba las obras, cual Fuenteovejuna, por primera vez en la historia, obligó a este pequeño ejército represor motorizado, formalizado, con cachiporras y licencia para arrasar todo a su paso como Atila, a tomar las de Villadiego.
Con actos culturales como estos –más que con rollos o discursos líricos– se ha sentado el precedente para generar subsiguientes festivales cada 03 de octubre de cada año que llevarán nombre de autores regionales que han contribuido al acerbo cultural a fin de ensanchar el parnaso de autores incluidos en los estudios literarios del sistema educativo.
Rol fundamental en la consolidación del evento, jugaron los profesores Rogelio Vilcherrez Chozo, Teresa Menor Alarcón, Gilbert Delgado Fernández, Tolomeo Aliaga Quispe, Edmundo Chapoñán Espinoza, Alex Miguel Castillo Ventura, Fernando Odiaga González, Javier Villegas Fernández (Con una delegación de estudiantes líderes de la I.E. Sara A. Bullón), el novelista Bruno Buendía Sialer, el folklorista, poeta y narrador Joaquín Huamán Rinza, el estudiante de la UNPRG de Lengua y Literatura Ernesto Facho, Marcos Miguel Coronado Terrones, el poeta Marino Camacho, poeta Segundo Alfonso Vásquez Tirado, entre otros. Mención especial tuvo la presentación de la obra del autor invitado Darío Vásquez Saldaña, “El tunche enamorado”, conjunto de relatos picarescos de la selva peruana. La presentación estuvo a cargo de la profesora Teresa Menor Alarcón, coordinadora de Noches de Poesía en Conglomerado Cultural.
Balance general:
La actividad no solo suscitó curiosidad, sino que generó sorpresa de saber que existía buena cantidad de obras y que muchas veces, por no estar en las programaciones de estudio o no contar con una biblioteca especializada que esté abierta y expuesta al público, que no sea un mero almacén de textos, sino un ente motivador de lectores. El festival tuvo el carácter una biblioteca ambulante, una exhibición y una motivación al conocimiento de autores y obras lambayecanos y lambayecanizados. Un precedente pinero abrió trocha para una segunda versión en el 2012 a la que se sumarán más autores y nuevas actividades complementarias.
COLOFÓN:
Desde el año 1988 en que empecé mi vida universitaria y literaria, en la UNPRG, estudiando Literatura, mi pasión desbocada por activar y generar literatura, se dejó arrastrar por un pensamiento chúcaro y salvaje que ha sido siempre mi grito de batalla “Entré a la literatura como un rayo, saldré de ella como un trueno”, del prodigioso Guy de Maupasant. Sola esa pequeña frase ha sido el combustible suficiente que me encrespa y me pone eufórico como un poseso endemoniado, a punto de entrar en batalla, para hacer la diferencia entre hacedores y habladores. No esperemos que nadie venga a promovernos, promovámonos. No esperemos que nadie venga a apoyarnos, apoyémonos. Nadie hará tan bien las cosas como nosotros, lo que es nuestra obligación.
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