Groenlandia presenta su nuevo libro de poesía:
CARNE,
de Daniel Rojas Pachas
Con arte de Iván Izquierdo y prólogo de Eduardo Farías
Ya disponible en el ISSUU y en el SCRIBD.
http://es.scribd.com/doc/54713760/CARNE-de-Daniel-Rojas-Pachas
http://issuu.com/revistagroenlandia/docs/carne_de_daniel_rojas_pachas
CARNE,
de Daniel Rojas Pachas
Con arte de Iván Izquierdo y prólogo de Eduardo Farías
Ya disponible en el ISSUU y en el SCRIBD.
http://es.scribd.com/doc/54713760/CARNE-de-Daniel-Rojas-Pachas
http://issuu.com/revistagroenlandia/docs/carne_de_daniel_rojas_pachas
CARNE de Rojas Pachas o la ira soterrada de existir. Por Eduardo Jeraldo Farías Alderete
A poco de comenzar a leer este libro nos encontramos con una realidad fragmentaria. Algo como próximo a la explosión, imágenes que se recrean en nuestras mentes, sí, la de los lectores, se recrean porque son a fin de cuentas un conjuro para la aparición de los demonios propios. A ratos cotidiano, elíptico, laberintico y en otras ocasiones; lineal. Una coda de ritmos (aunque se componga de algunas prosas) en donde se va ajustando el lente de la imaginación. Sorprende, golpea, nos digiere el espíritu esa curiosidad que nos alienta a continuar leyendo.
Esta composición, es un escalón hacia la verificación de un estilo iniciado en Gramma, con esto me refiero al fondo, esa mirada que para los más conservadores pareciera enfermiza, es sin lugar a dudas una lucidez abismante, el retrato de realidades desacralizadas, las mismas que la literatura obvia o las atisba de soslayo. Firme el trazo. Coprolalia que provoca al naturalismo que todos buscamos en las composiciones actuales. Una ironía justa, galopante, cierta. Un mirar certero violento y duro acerca de la literatura. Una Ira justa o la ira del justo que pugna por salir y escapar ante nuestros ojos. Algunos veremos retratados nuestros instantes. Un conjuro un llamado a oscuros sentimientos que nos definen como humanos. Las imágenes de una cultura general posmoderna, el invitar a ese “yo” que aparece observando la calle y hacia dentro de nosotros mismos. Eso es Carne.
En la forma es dúctil. No se escatima la creatividad para exponernos esta tajante muestra de cotidianidad. Los acápites de Educación Sentimental (de la parte I a la V) son textos de los que se puede obtener una señalética dentro de la estructura del libro.
Claves necesarias para arrojar algunas luces de esta cosmovisión a la que el mundo pareciese empeñado a sofocar. No lo logra, de hecho el hablante lírico despoja al mundo de esas ansias por aplastarlo, llegando a ser algunos de sus textos, concretas catarsis sin quebrar la unidad a la que apunta Carne.
Hay textos señeros y altamente recomendables como: “Combo breaker”, “Estoy rodeado por hijos de puta o [vendiendo poleras de don ramón y jack skellington pague la universidad pero nadie me salva de esta úlcera del carajo]” textos que importan la diferencia substancial con Gramma. En esta oportunidad se aporta un carácter lúdico, tenor que sostiene en amplios pasajes de la obra en comento.
La prosa bien dirigida no da descanso al lector, le bombardea de imágenes e íconos que hacen vívida la construcción del texto, obras vivas, acompañadas con reflexiones que se comparten si la realidad nos ha mostrado escenas similares, aquí Rojas Pachas nos lleva de la mano con su oficio a las conclusiones latentes dentro de nuestro observar. Lo de las referencias, siempre útil, presta su función perfectamente. Sólido trabajo.
A poco de comenzar a leer este libro nos encontramos con una realidad fragmentaria. Algo como próximo a la explosión, imágenes que se recrean en nuestras mentes, sí, la de los lectores, se recrean porque son a fin de cuentas un conjuro para la aparición de los demonios propios. A ratos cotidiano, elíptico, laberintico y en otras ocasiones; lineal. Una coda de ritmos (aunque se componga de algunas prosas) en donde se va ajustando el lente de la imaginación. Sorprende, golpea, nos digiere el espíritu esa curiosidad que nos alienta a continuar leyendo.
Esta composición, es un escalón hacia la verificación de un estilo iniciado en Gramma, con esto me refiero al fondo, esa mirada que para los más conservadores pareciera enfermiza, es sin lugar a dudas una lucidez abismante, el retrato de realidades desacralizadas, las mismas que la literatura obvia o las atisba de soslayo. Firme el trazo. Coprolalia que provoca al naturalismo que todos buscamos en las composiciones actuales. Una ironía justa, galopante, cierta. Un mirar certero violento y duro acerca de la literatura. Una Ira justa o la ira del justo que pugna por salir y escapar ante nuestros ojos. Algunos veremos retratados nuestros instantes. Un conjuro un llamado a oscuros sentimientos que nos definen como humanos. Las imágenes de una cultura general posmoderna, el invitar a ese “yo” que aparece observando la calle y hacia dentro de nosotros mismos. Eso es Carne.
En la forma es dúctil. No se escatima la creatividad para exponernos esta tajante muestra de cotidianidad. Los acápites de Educación Sentimental (de la parte I a la V) son textos de los que se puede obtener una señalética dentro de la estructura del libro.
Claves necesarias para arrojar algunas luces de esta cosmovisión a la que el mundo pareciese empeñado a sofocar. No lo logra, de hecho el hablante lírico despoja al mundo de esas ansias por aplastarlo, llegando a ser algunos de sus textos, concretas catarsis sin quebrar la unidad a la que apunta Carne.
Hay textos señeros y altamente recomendables como: “Combo breaker”, “Estoy rodeado por hijos de puta o [vendiendo poleras de don ramón y jack skellington pague la universidad pero nadie me salva de esta úlcera del carajo]” textos que importan la diferencia substancial con Gramma. En esta oportunidad se aporta un carácter lúdico, tenor que sostiene en amplios pasajes de la obra en comento.
La prosa bien dirigida no da descanso al lector, le bombardea de imágenes e íconos que hacen vívida la construcción del texto, obras vivas, acompañadas con reflexiones que se comparten si la realidad nos ha mostrado escenas similares, aquí Rojas Pachas nos lleva de la mano con su oficio a las conclusiones latentes dentro de nuestro observar. Lo de las referencias, siempre útil, presta su función perfectamente. Sólido trabajo.
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